Sofía era una chica hermosa, inteligente y con un carácter fuerte. Había tenido una relación de varios años con Fran, un chico guapo pero un poco mujeriego. A pesar de las advertencias de sus amigos, Sofía confiaba ciegamente en él, hasta que un día descubrió que le había sido infiel con su mejor amiga. Esa traición la destrozó por dentro, pero en lugar de dejarse hundir por el dolor, decidió tomar cartas en el asunto y vengarse de Fran de la manera más humillante.
Fran se había olvidado un pendrive en la casa de Sofía y necesitaba recuperarlo con urgencia. Así que se acercó a su ex novia y le pidió que se lo devolviera. Sofía se mostró sorprendentemente amable y le dijo que solo se lo daría si él accedía a cumplir ciertas condiciones. Fran, ansioso por recuperar su pendrive, aceptó sin dudarlo.
Sofía le dijo que aún gustaba de él y que necesitaba dejar de verlo como un hombre, por lo que le pidió que se vistiera de mujer, con una falda de, un top ajustado y lencería provocativa. Fran se negó rotundamente a ponerse esa ropa, pero finalmente cedió ante la presión de Sofía.
Una vez que Fran estuvo vestido, Sofía lo llevó al baño y comenzó a maquillarlo. Le aplicó base, sombra de ojos, delineador, rímel y labial rojo intenso. Fran se sentía completamente humillado, pero se resignó a seguir con el plan de Sofía.
Una vez que Fran estuvo transformado en una especie de Franka, Sofía no pudo contener la risa al verlo tan desaliñado y ridículo. Le hizo posar para unas fotos, prometiéndole que serían solo para ella, como un recordatorio de la vergüenza que le había hecho pasar. Fran protestaba, pero Sofía lo ignoraba con una sonrisa maliciosa en los labios.
Luego, Sofía sacó de un cajón un vibrador anal que Fran le había regalado en una ocasión. "Creo que es hora de que devuelvas este regalo, Fran", le susurró al oído con tono burlón. Fran se resistió, pero finalmente se vio obligado a obedecer las órdenes de Sofía. Ella lo puso en posición de perrito, le levantó la falda y le introdujo lentamente el vibrador en su trasero.
Fran se sintió humillado y avergonzado, pero a la vez experimentaba una extraña sensación de placer que lo confundía. Sofía disfrutaba del poder que tenía sobre él, de verlo sometido a sus deseos y caprichos. Encendió el vibrador con su celular, provocando un gemido involuntario en Fran.
"Ahora sí eres toda una nena atrevida, Fran", le susurró Sofía con malicia. Luego de hacerlo sufrir un poco más, finalmente le dio el pendrive pero le exigió que se marchara de su casa vestido de mujer y dejara allí toda su ropa de hombre. Fran, en un último intento de dignidad, le pidió que lo dejara irse como hombre, pero Sofía se negó.
Profundamente humillado, Fran tuvo que caminar por las calles vestido de mujer, con el vibrador aún dentro de él y controlado por Sofía desde la ventana de su casa. La vergüenza era abrumadora, pero a la vez sentía algo de placer por la situación inusual en la que se encontraba.
Sofía, por su parte, se sentía satisfecha con la venganza que había planeado meticulosamente. Había logrado humillar a Fran de la peor manera posible y dejar en claro que no toleraba la traición y la deslealtad. Desde ese día, Fran aprendería a pensar dos veces antes de traicionar a alguien como Sofía.