Capítulo 3 - Contratacar

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Ser una "little" no implica que actúe infantil todo el tiempo. Desde que descubrí este aspecto de mí misma, siento como si finalmente hubiera encontrado la pieza faltante de un rompecabezas. Cuando tenía trece años, mi mente comenzó a comprender por qué mi comportamiento a menudo parecía fuera de lo común. Durante el siguiente año, me sumergí en una búsqueda exhaustiva, tratando de encontrar a otros adolescentes o jóvenes que compartieran esta experiencia conmigo. Para mi sorpresa, descubrí comunidades en línea, historias inspiradoras y fotografías que resonaban con mi propia experiencia. Aunque sentí la tentación de unirme a estas comunidades, las advertencias sobre cuidadores falsos y personas malintencionadas me hicieron mantenerme a distancia.

Además de explorar mi propia identidad, me sumergí en preguntas sin respuesta sobre el mundo de los cuidadores. ¿Realmente existen? Y si es así, ¿qué emociones son los que les  impulsan a asumir ese papel? Según mis lecturas y la información que pude recopilar, ser una "little" suele ser un mecanismo de defensa contra traumas o estrés. Pero ¿cómo ocurre con los cuidadores? mmm..

Un chasquido de dedos me sacó de mi burbuja de pensamiento

- ¿Estás bien, linda? - preguntó Belinda con una sonrisa algo preocupada.

Linda, ¿por qué la necesidad de ponerme apodos? ¿Cuáles son sus intenciones conmigo? ¿Secuestrarme y luego venderme? No estoy segura, solo quiero averiguarlo, y para eso, tengo voz.

- Porque se comportan de esa manera conmigo? - digo directamente, mi pregunta los tomo por sorpresa

- De que manera karla, solo te estamos ayudando pequeña - intervino Victoria, poniendo su mano sobre la mía.

La aparté bruscamente, consciente de que no fue lo mejor, pero la ansiedad se estaba apoderando de mí.

- El modo en que me tratan ahora mismo. No me conocen, ni yo a ustedes. Pero su comportamiento va más allá de la cortesía y empatía hacia los demás. ¿Es así como tratan a cualquiera que se les cruce? - Los miré buscando alguna expresión que delatara algo, pero solo encontré seriedad en sus rostros.

Belinda comenzó a sonreír levemente y miró a Victoria  - ¿Tienes algo que decirle a nuestra jueza, Victoria? - dijo con tono divertido.

Giré para mirar a Victoria. Su rostro pasó de sorpresa a seriedad.

- Bueno, si no les importa me gustaría irme a mi casa, porque ya e perdido mucho tiempo hablando aquí - dije levantándome y esperando a que se movieran para ya irme, pero no lo hicieron

-Quieres que te llevemos a casa? Así ya no tardarás tanto en llegar - dijo Belida mientras se cruzaba los brazos y mirava atentamente a Victoria

-Creen que soy tonta como para dejar que unos extraños vean mi casa?, pues no, así que apartence - dije ya molesta

- Karla, entiendo tu desconfianza, pero no somos tus enemigas. Solo déjanos llevarte a casa, te doy mi palabra de que no intentaremos nada, y te daré mi número de teléfono en el camino - dijo Victoria, intentando tranquilizarme.

- ¿Y cómo puedo confiar en tus palabras? ¿Qué garantía tengo de que no tengo razón para preocuparme? - repliqué, manteniendo mi guardia alta.

- Porque somos seres humanos, con empatía y compasión. No todos en este mundo son malintencionados. Te prometo que no te haremos daño - , respondió Victoria con sinceridad en su voz.

- No todos, pero hay suficientes personas deshonestas como para justificar mi precaución. ¿Cómo puedo saber que no eres una de ellas? - contraataqué, buscando cualquier fisura en su argumento.

Victoria tomó un momento para considerar sus palabras.

- Entiendo tus preocupaciones, Karla. Por eso, permítenos llevarte a casa y te mostraré que merecemos tu confianza - , propuso con convicción.

Mi mente luchaba entre la cautela y la necesidad de una solución rápida. - Está bien - , finalmente cedí - pero si intentan algo, sera la última vez que me vean - les advertí

Victoria asintió y se dirigió al auto, Belinda simplemente me seguía mirando con una sonrisa divertida, cosa que siento como una provocación

- Y tú - , dije, volviéndome hacia Belinda, - ¿qué papel juegas en todo esto?-

Belinda, aún con su sonrisa y brazos cruzados, se agachó a mi altura lentamente. - Oh, Karla, bebé, no tengo intención de discutir contigo, ¿sabes? - me dijo en un tono que no me gustó nada.

- Pues yo sí - , le espeté, - Fuiste la que me cargó y me mantuvo en su regazo cuando me caí, ¡sin siquiera preguntarme!-

La sonrisa de Belinda se desvaneció, reemplazada por una mirada seria y firme.
- Respondiendo a tu pregunta, cariño, honestamente lo hice por instinto. Ahora, antes de seguir con esta conversación, me gustaría que bajaras tu tono de voz, Karla - , me dijo con firmeza.

No bajé la mirada, aunque me costó contener mi enojo. Estaba a punto de replicarle, pero cuando abrí mi boca, su voz autoritaria me hizo detenerme.

- Hazlo, ahora, Karla - , me ordenó.

Sinceramente, eso me calmó de alguna manera y me hizo pensar mejor antes de decir algo. Desvié la mirada y traté de mantener mi voz baja y calmada. - Lo haré, Belinda, lo haré - , dije.

Ella se fue parando y sonrió de nuevo lentamente. - Ves, cariño, no es tan difícil. Ahora, vamos, ¿no se nos ha hecho un poco tarde?-, dijo mientras se dirigía hacia el auto.

Asentí y me acerqué al auto, donde ya estaban Victoria en el asiento delantero y mi perro, que había subido en algún momento, estaba echado en el asiento trasero donde yo iría.

Estando ya por entrar, sentí unos brazos alzándome por detrás, sentándome en el asiento y abrochándome.

- ¿Qué...? - dirigí mi mirada de sorpresa hacia Belinda.

- Instinto - , dijo ella simplemente mientras se dirigía hacia el asiento del conductor.

El motor del auto rugió mientras Belinda comenzaba a conducir por las calles, dejando atrás el lugar donde había encontrado a estas extrañas mujeres. El silencio llenó el interior del automóvil mientras nos dirigíamos hacia mi casa. Mi mente estaba llena de preguntas y sospechas, pero por ahora, opté por guardar silencio y observar.

En poco tiempo llegamos a mi casa

Mientras me quitaba el cinturón, Victoria extendió una tarjeta hacia mí con una sonrisa. La tomé con cautela, pero cuando miré los detalles impresos en ella, mi corazón dio un vuelco.
La insignia en la esquina superior derecha revelaba el nombre de una de las empresas más prestigiosas de la ciudad.
Mis ojos se abrieron con sorpresa al reconocer el nombre. Victoria no solo era una simple mujer amable, sino que era la directora ejecutiva de esa empresa. Siendo alguien tan poderosa, ¿Por qué mostraba tanto interés en mí?

- ¿Qué... qué es esto? - balbuceé, mirando la tarjeta con incredulidad. Pensé que simplemente me daría su número en un papel.

- Es mi tarjeta de presentación - , explicó Victoria con calma, pero su mirada tenía un brillo intrigante.

Mientras tanto, Belinda se mantenía en silencio, pero su expresión sugería que estaba disfrutando del desconcierto que causaba.

- ¿Por qué me estás dando esto? - pregunté, luchando por mantener la compostura.

Victoria inclinó la cabeza ligeramente. - Porque creo que podríamos ayudarnos mutuamente, Karla. Tenemos intereses comunes - , respondió enigmáticamente.

La tensión en el aire era palpable mientras procesaba sus palabras. ¿Qué intereses podríamos tener en común? ¿Y por qué yo?

Belinda finalmente rompió su silencio con una risa suave.
- Oh, Karla, cariño, las cosas no siempre son lo que parecen. A veces, las respuestas más sorprendentes están justo frente a tus ojos - , dijo enigmáticamente.

Mis pensamientos daban vueltas mientras las palabras de Belinda resonaban en mi mente. ¿Qué significaba todo esto? ¿Y qué secretos ocultaban estas mujeres que parecían tan comunes pero que, al mismo tiempo, estaban envueltas en un aura de misterio?

No quiero, Pero las necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora