When Emma Falls In Love// Felipe Otaño

26

El atardecer en el pequeño pueblito de España se asomaba, Felipe y Emma caminaban tranquilamente por las calles, en este lugar nadie los reconocía, no había peligro de que los fotografiaran, estaban rodeados de ancianos y personas de pueblo que simplemente no se interesaban por la vida privada de los demás, un alivio para ambos honestamente.

La situación era simple, Emma caminaba observando las pequeñas decoraciones que habían sobre el lugar, y Felipe se encontraba repitiéndose una y otra vez lo que iba a decir, parecía que se encontraba en "automático" simplemente caminaba sin mirar a la chica que tenía al lado, no quería tener más nervios.

-Y,¿Para dónde vamos?- Emma rompió el silencio que se había formado hace casi 10 minutos.

-Ya casi llegamos, ya vas a ver.- El chico salió de su transe para contestar.

-¿No me vas a decir Felipe?- preguntó la pelirroja.

-No- hizo una pausa- Y no me digas Felipe.

-Así te llamas- respondió la chica.

-Pero no me gusta que me digas así, antes me decías Luli-

-Exacto, antes- Emma hizo énfasis en la última palabra.

-Qué forra- dijo Felipe riendo- Aunque sea decime Pipe.

-No, Felipe- Para este punto Emma lo hacía simplemente para molestarlo.

-Vení- Felipe tomó de la mano a su acompañante, logrando que Emma sintiera un escalofrío recorrer todo su cuerpo.

Y ahí estaban, frente a una cafetería que tenía flores por doquier, tenía un jardín hermoso y aunque ya estaba oscureciendo, una lucecitas arriba del lugar daban luz por todo el perímetro.

-Feli, qué es esto- Emma estaba boquiabierta.

-¿Te gusta?- preguntó sonriente, se había tomado el tiempo de investigar sobre el pueblito en el que se encontraban, cuando se topó con la cafetería inmediatamente supo que era el lugar perfecto para llevar a Emma.

-Estás loco- Emma lo miró y nuevamente sintió ese escalofrío por su cuerpo, no lo iba a negar, sentía esas mismas mariposas características que se hacían presentes durante su noviazgo.

Ambos se adentraron al lugar, tomando asiento en una de las mesas del jardín, era un lugar mágico, y su ambiente aún más, una mesera se acercó a la mesa y tomó su orden, un brownie con helado de vainilla y un frapuccino para Felipe.

-Emma- la chica puso su atención en el hombre que tenía justo al frente.

-Dime- la chica pudo ver ese brillo en los ojos de Felipe, ese que no veía hace tanto.

-Quiero decirte algo- la chica asintió- pero prométeme que me vas a dejar terminar y luego me respondes- advirtió Felipe.

-Está bien Feli- la chica respondió con comprensión y una ligera sonrisa.

-Todos estos días que pasamos juntos he confirmado lo que venía pensando desde que ambos tomamos caminos separados, fui un idiota, un idiota que te dejó ir sin siquiera luchar un poco, no sé qué me pasaba por la cabeza, te juro que trato de comprender cómo es que dejé irte tan fácil- Hizo una pausa para tomar aire.- Créeme cuando te digo, Emma, yo nunca dejé de amarte, ese sentimiento nunca se fue de mi cuerpo y toda esta situación me hace sentir tan mal porque te juro que nunca he amado tanto a alguien, vos sos la mujer de mi vida Emma, quiero todo con vos, así tenga que esperarte una eternidad lo voy a hacer porque yo no quiero a nadie más que no seas vos.

-Feli- Emma comenzó a hablar pero fue interrumpida.

-Pará- Los ojos de Felipe comenzaban a llenarse de lágrimas y su voz se quebraba un poco.- Yo sé que no lo merezco, sé que deberías de hacerme sufrir y rechazarme para siempre pero Emma, por favor, no pediría esto si no te amara, ¿Podemos darnos otra oportunidad? ¿Podemos empezar de cero y crear nuevos recuerdos? Más bonitos, recuerdos llenos de amor y alegría. Yo no puedo imaginar mi vida sin vos Mimi, cada vez que veo tus ojos siento mi corazón palpitar tan rápido que estoy seguro que algún día va a explotar, no sé cómo pero lo sé. Por favor Emma, aunque no sea ya pero decime que vamos a intentarlo en algún momento.

-Feli, yo....-