El apartamento 302

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Lo que es bueno para ti, es bueno para el mundo.

Comienzo con una frase que me es muy común en mi vida diaria, verán llevo aproximadamente unos 6 meses de que me mude a mi nuevo apartamento, la verdad fue muy difícil llegar hasta aquí, pase 2 meses peleando entre mi familia y la familia de mi prometida, no soy alguien que cause problemas muy seguido pero en esta ocasión los problemas me siguieron hasta tal punto de terminar muy mal con la otra familia, desde entonces no la he visto y prefiero que se quede asi, aunque siendo honesto, al final, sé que debo volver a hablar con ellos debido a que si quiero pedir la mano de su hija debo pedir permiso, es increíble que después de tanto tiempo aún se guarden ese tipo de tradiciones, pero ¿Quién soy yo para juzgar?, dejando un poco de lado toda esa conmoción, aún recuerdo aquella noche que nos quedamos por primera vez en el departamento, aquella noche estaba tan tranquila, la puerta de madera crujía por momentos, mientras que en las paredes blancas en su totalidad se escuchaban golpes y algunos roses de metales causadas por los vecinos, el aire soplaba y entraba por la parte baja de la puerta de aluminio del patio trasero, debido a la altura de un tercer piso el aire es más fuerte ya que no hay nada que lo detenga ante su estrepitosa entrada. Todo era muy tranquilo, hasta que un ruido demasiado fuerte parecido a un cañón nos despertó por un momento, todo debido a un objeto que se le cayó al vecino de arriba, aunque al final solo nos volvimos a acomodar y a dormir tranquilamente.

Desde aquel día nuestra vida fue mucho más amable, nadie nos molestaba, nadie nos pasaba a ver o a simplemente complicar la existencia.

A veces simplemente salíamos a pasear o a comprar cosas, era extraño porque en estas temporadas siempre hay mucha gente que sale a realizar compras en exceso debido a las festividades pero en esta ocasión a pesar de que muchos productos escaseaban, no se veía mucha gente en el lugar para comprarlos, podría que las pocas personas que veíamos eran ajenas a una expresión muy positiva de alegría, aun así nuestros días eran increíbles.

En ocasiones tanto mi pareja como yo mandábamos mensajes a nuestros padres y a pesar de que nosotros tratábamos de hablar bien con ellos, estos se mostraban cortantes y hasta cierto punto groseros, no entendíamos el porqué de repente decían que les estábamos jugando una broma y no era hasta que les contabas algo que solo nosotros sabíamos que ellos platicaban con nosotros aunque de manera cortante, comúnmente solo terminaban diciendo que seamos felices y que sigamos nuestro camino, ya no teníamos por qué seguir comunicándonos con ellos, ese tipo de desprecio jamás me lo hubiera imaginado de mi familia.

Aun así desde ese entonces hemos estado aquí en el departamento 302, juntos..., no sé por qué de la nada me llegan recuerdos extraños, por las noches regreso a aquella noche, cuando sonó aquel golpe como un cañón, no era un golpe realmente si era un cañón, un arma, no es que nos durmiéramos, morimos esa noche, ambos lo sabemos, es por eso que aún estamos aquí en el apartamento 302. ¿Aún crees que lo que es bueno para ti, es bueno para el mundo? O ¿simplemente no sabes en que mundo estas?

El apartamento 302Donde viven las historias. Descúbrelo ahora