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Mara, Linda y Janice estaban sentadas en el autobús que las llevaría al lugar donde se quedarían junto a las demás niñas de orfanato. Mara miraba por la ventana algo distraída, Linda dormida sobre su hombro, mientras que Janice intentaba jugar con ella.
—Bien, dime un número—esta no le hizo caso—Mara...
La niña miró a su amiga.
—Cuatro—eligió ella—.
—Correcto—sonrió Janice levantando el papelito que contenía ese número—"pronto harás nuevos amigos"—leyó—.
—Contigo y Linda tengo suficiente, no necesito más—le sonrió ella, Janice le devolvió la sonrisa—.
La niña volvió a mirar por la ventana.
—Bien, mi turno—dijo Janice extendiéndole el papel pero ella no veía—¿qué tienes, Mar? Estás muy distraída...
—Es que...—la miró—me gustaría que Linda, tú y yo tuviéramos una nueva casa... no un nuevo orfanato. A la dulce Meg también—dijo esta por su muñeca—.
Janice tomó la mano de su amiga.
—Me encantaría tenerlo—le sonrió—.
—Si, pero solo si ustedes están ahí—dijo la menor—no iré a ninguna parte sin ustedes.
—Hagamos un pacto—propuso Janice levantando a Linda quien se talló los ojos—si alguien quiere a alguna de nosotras, debe ser a las tres.
Entre las tres cruzaron sus dedos meñiques.
—Si claro—sonrió Linda—lo juro.
—Yo también lo juro—dijo Mara—.
—Bien, también yo—sonrió Janice—¿saben que me gusta de las dulce Meg y Sue?
—¿Qué?—preguntaron ambas—.
—Que son idénticas a ustedes—ambas sonrieron—.
—¿Falta mucho para llegar padre?—le preguntó Charlotte, la monja que acompañaría y cuidaría de las niñas—.
—Jesús, María y José, es peor que las niñas, hermana—la "regañó" este, ella rió—.
—Es un regalo de Dios que los Mullins accedieran a recibirnos...
—Si.
—¿Quién no se emocionada cuando recibe un regalo?
—Quería comentarles, no se alarmen si no ven mucho a la señora Mullins al principio, tiene... problemas de salud. Verán, tuvo un accidente hace años. Ayúdenla si es necesario, niñas.
(......)
Minutos después, llegaron a una casa la cual estaba en medio de la nada pero era gigante. Las niñas estaban fascinadas viéndola.
