Epílogo

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18 años después...

Regina:

Han pasado dieciocho años desde que nos despedimos de Kevin, y cada día ha sido una lección de amor, perseverancia y gratitud. Con cuarenta y dos años, me encuentro mirando hacia atrás, contemplando el viaje que hemos recorrido, mi querida familia y yo.

Matías, cuyo amor por la fotografía se heredó de mí, ha seguido mis pasos al capturar la belleza del mundo que nos rodea. Cada fotografía que toma es un tributo a mi legado artístico y a la creatividad que siempre ha fluido en nuestra familia. Sus obras son un reflejo de nuestro amor compartido, de las risas que resonaron en nuestro hogar y de los momentos que atesoramos juntos.

"¡Mamá, mira esta foto que tomé hoy en el parque! ¿No es increíble?" exclama Matías, mostrando una imagen vibrante de la puesta de sol sobre el lago, con tonos cálidos que iluminan el cielo.

"Es hermosa, Matías. Capturaste la magia del momento", respondo con una sonrisa orgullosa.

Y luego está Kenia, mi pequeña campeona, cuya pasión por el fútbol la ha llevado a alcanzar nuevas alturas. A los diecisiete años, ya había firmado con las Tuzas del pachuca y a su corta edad ya forma parte del 11 titular

Recuerdo con claridad el día en que hizo su debut en la primera división, contra Puebla, con el número 202 en su espalda, el mismo número que Kevin llevaba en su debut. Fue un momento de conexión profunda, como si el espíritu de Kevin estuviera presente en el campo de juego, guiando los pasos de nuestra hija.

Regina: "Kenia, hija, hoy es el gran día. Estoy tan orgullosa de ti."

Kenia: "Gracias, mamá. Este es un momento que nunca olvidaré. Papá estaría tan emocionado de verme jugar."

Regina: "Sí, lo estaría. Y llevas su espíritu contigo en cada paso que das. ¡Ve y hazlo por él!"

"Kenia, este es tu momento. Haz que papá se sienta orgulloso", le digo con voz emocionada mientras se prepara para entrar al campo.

Con determinación en su mirada, Kenia toma su posición en el campo, lista para hacer historia en honor a su padre. Y no solo debutó, sino que marcó un gol memorable, un gol que dedicó a su padre con lágrimas en los ojos y amor en el corazón.

"Este es para ti, papá", dijo con voz temblorosa mientras mira al cielo, sintiendo la presencia reconfortante de Kevin en cada movimiento, en cada instante de ese juego histórico.

Tras el emocionante debut de ensueño, Kenia firmó oficialmente con el equipo, y le dieron el número 02 en su camiseta, un número que llevaría con orgullo en honor a su padre.

A lo largo de estos años, he encontrado consuelo en el amor inquebrantable que compartí con Kevin y en el apoyo incondicional de su familia. Han sido mi roca, mi refugio en los momentos más difíciles, y por eso siempre estaré agradecida.

Con el amor y el apoyo de mi familia y amigos, he encontrado la fuerza para seguir adelante, para criar a nuestros hijos con amor y para mantener viva la memoria de Kevin en cada paso que damos.

Y así, mientras miro hacia el futuro con esperanza y gratitud, sé en lo más profundo de mi corazón que nuestra historia de amor, marcada por la tragedia pero también por la belleza y la esperanza, continuará resonando en el corazón de quienes la conocieron. Nuestro legado perdurará en cada sonrisa de Matías, en cada gol de Kenia, y en cada momento compartido en familia, recordándonos que el amor verdadero puede trascender incluso las coincidencias más extraordinarias y que el espíritu de nuestros seres queridos vive en nosotros para siempre.

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Holaaa quería compartirles esta historia que escribí por pura diversión, aunque debo admitir que mientras la estaba escribia, me puse a llorar. Sin embargo, el final no me convenció del todo, así que decidí añadirle un epílogo. Espero que este pequeño añadido le haya gustado y que la historia no les haya quitado su estabilidad emocional.

Atte: Ivanna 🍉

Amor eterno // Kevin Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora