Cuatro días después del incidente, me encontraba con Yuuji jugando vídeo juegos, miércoles por la tarde, las tareas ya las había acabado y el evento que me tocaba fotografiar lo tenía para el día siguiente, me encargué de dormir bien después de llegar de clases y luego fuimos solo Yuuji y yo por lo que restó del día, riendo cuando mi hijo señalaba emocionado los gráficos moviéndose, no sé porque Kaori le compró un PS2 para su tercer cumpleaños, solo teníamos juegos de carros donde Yuuji casi nunca entendía nada o uno didáctico, ese sí que le agradaba, aunque cuando estaba con él, nos reíamos de ver como su auto chocaba, o el mío explotaba, lo que fuera, sus carcajadas llenaban mi casa, haciéndome sentir extremadamente bien.
"Yuuji, debes de ser el peor jugador de la historia, y por encima de todo, el único que se ríe cuando queda en último lugar."
Mi pequeño me observó curioso pero me continuó mostrando esa sonrisa con dos pequeñas líneas bajo sus ojos marcados a los lados, la cual desapareció cuando ambos escuchamos el sonido de mi celular. Iba a maldecir, pero preferí morderme la lengua hasta que observé el nombre en el identificador "Haibara" aparecía en letras grandes.
"Tranquilo, tigre, es el tío Haibara."
Observé a Yuuji sonreír al escuchar el nombre de su tío, y luego sus manitos tomaron el control de nuevo. Inicié otra partida para que se divierta mientras pegaba el celular a mi oreja, oyendo la voz alegre y con ese toque suave que tanto caracterizaba al castaño omega.
"¡Sugumi! ¿Por qué no contestabas?"
Conocí a Haibara en la Universidad, él es un omega relativamente normal, tiene un carácter muy agradable, aunque nunca sabe cuándo callarse, él cuenta con todas las facilidades para tener un beta o un alfa cuando desee, sin embargo no ha tenido una cita hace mucho, mucho tiempo, eso según me dijo. Nos conocimos un día saliendo de clases, cuando detuve el ascensor para él y empezó a contarme la vez que se quedó atrapado en este, fue gracioso, al final terminé invitándolo a mi casa. Era un omega, no tengo porque temer que me haga algo.
Lo curioso es que no tengo muchos amigos, Haibara contaría como uno de los pocos y el único cercano de la Universidad ¿Por qué? No me llama la atención conocer personas, tanto así que de la Universidad paso a la casa, o del trabajo a la casa, no salgo a citas, si voy al bar es con un único fin, entonces muchas personas me considerarán poco sociable, me imagino. No me importa, Haibara es como esos chicles de los que no te puedes separar así quieras, puedo intentar desaparecerme de la faz de la tierra por una semana, y Haibara es del tipo de persona que te llama todos los días hasta encontrarte. Él te busca, porque le aburre esperar, y sinceramente se lo agradezco, de no ser por ese agradable detalle de su persona, yo no tendría absolutamente ningún amigo.
"Yuuji. Es que estamos en un gran momento madre e hijo." Lo escuché reír, él siempre era tan alegre.
"Bueno, dale besos de mi parte ¿De acuerdo?"
"Claro, de tu parte y el triple de la mía, ya sabes."
"Perfecto, pero Sugumi, no es por Yuuji por lo que llamé esta vez." Escuché que suspiró y preparé mi oído, seguro él también estaba tomando aire. "¡¿Cómo es eso que estabas con Satomi Gojo en la exposición del sábado?! Dios, no puedo... Si quiera ¿Desde cuándo salen? ¿Te está cortejando? ¿Te ha mordido? ¿Es tan genial como parece?"
Satomi Gojo, sí, suena bien. El perfecto nombre para una alfa idiota engreída que se cree la gran cosa por su posición social y por ello no folla a omegas pobres y débiles aunque estén en celo y desesperados. Sí, Gojo, el apellido de una cretina, juro que lo único bueno que he sacado de estos días en celo es saber que mi omega debe olvidarse de ella de una buena vez, no chillar de felicidad por saber su apellido como ahora. Suspiré, apoyando mí cabeza en el respaldar del sofá, debería ya haber cesado esta ansiedad por ella ¿No sirve que haya pasado todo mi celo con su imagen en su cabeza? ¿Con su aroma? El pensar en su tacto y sus labios... Oh Sugumi, contrólate.
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࿔⠀⠀𝖳𝗁𝖾 𝗽𝗲𝗿𝗳𝗲𝗰𝘁 𝗈𝗆𝖾𝗀𝖺⠀「 𝐒𝐚𝐭𝐨𝐬𝐮𝐠𝐮 𝑓𝑒𝑚 」
Lãng mạn♯ : Cuando eres la perfecta definición de la omega imperfecta, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Sugumi Geto tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría enca...