31

976 133 85
                                    


hola, volví 🤍

gracias por esperarme hoy, se me complicó un poco pero ya estoy.

gracias por votar y comentar.
alegran mis días.🫂











Los domingos de los Álvarez eran un total ritual, pues la mayoría estaban libres ese día e iban en manada a la panadería para convivir todos allí. 

Algunos ayudaban a Gustavo a preparar kilos y kilos de masa para medialunas, otros se encargaban de la limpieza, de atender, de cambiar las promos a la fecha, de cebar mates. Siempre había algo que hacer ahí y un par de manos extras venían bien siempre y cuando atendieran a rajatabla los mandamientos del omega mayor. 

Julián sabía que un domingo debía despertarse a las cinco y media, para estar arriba a las seis y a pesar de ser un horario madrugador; bajaría las escaleras de su hogar y se encontraría a su papá tomando un mate amargo mientras chusmeaba las publicaciones de su Facebook, o como el señor Álvarez solía decir…

"Hijo, ¿viste lo que ha publicado la Martha en el feibus?" Esa pregunta sonó a 'buenos días' para Julián, quien negó y se acercó para ver la oración de la tía Martha en aquella red social. "Mucho señor cristo, pero pobrecitos esos animalitos que tiene encerrados como mierda." Cantó con desdén, pues la apariencia seria y tosca de su padre resguardaba a un omega hipersensible con cualquier tipo de ser vivo que no sean humanos. 

Julián bufó, contagiado, de esa molestia mientras se ubicaba al frente de Álvarez mayor y aceptaba el mate ofrecido. "Dios la salve de sus pecados." Dijo con burla, cruzando sus piernas. 

Gustavo chistó de acuerdo, empujando sus anteojos hacia atrás al acomodarlos bien en el puente de su nariz. "¿Dormiste bien vos? ¿Y la chiquita esa no madruga?" 

"Es temprano para ella, pa." Sonrió a penas, mínimamente animado por sentirse a salvo, aun con esa molestia que se esparcía por todo su pecho. "Se despierta a las nueve y media, diez. Depende del día."

"Si es una Álvarez tiene que estar tomando su matecocido a esta hora." Dijo con una sonrisa chiquita, mirando el celular entre sus manos. "Yo que vos la despierto para que se le vaya haciendo costumbre..."

Y la sonrisa que se había formado en Julián fue desvaneciéndose de a poco ante la idea de tener que acostumbrarse de nuevo a la rutina vieja que tenía. Una rutina sin Enzo, sin su alfa. Su corazón dolió y solo pudo fingir una sonrisa pequeña cuando Gustavo lo miró al no recibir una respuesta. 

"Bueno, sí. Es chiquita, pero vamos a ver que en la próxima visita va a estar madrugando con nosotros." Siguió con una comprensión tan de él, dejándole una sonrisa sincera. 

Julián hizo una mueca y lo miró a los ojos. "¿Y si nos quedamos acá, pa?"

"¿Cómo? ¿Quedarse a vivir acá?" Preguntó con una confusión plasmada en su ceño fruncido. El omega menor asintió a penas, terminando el mate para pasárselo a su papá que no respondió nada de inmediato y solo cebó otro. "Y no sé, Ju..." suspiró "Además de que vos tenés un contrato, no podrías estar lejos de Olivia y Enzo tampoco podría estar lejos de ella, es su cachorra para bien o para mal."

"Es un buen papá, hace lo que puede, pero... yo no siento ese departamento como mi casa, ni la casa de Enzo como hogar. Todo es tan grande, tanto espacio...no sé si me gusta Londres, papá." 

Álvarez mayor estaba por responder algo cuando el aroma reconocible de Mari se hizo más presente al rededor de ellos, era el impulso protector que todavía su madre tenía con él. "Buen día." Saludó con una pequeña mueca de mal humor a la vez que avanzaba para dejar un beso en la mejilla de su hijo chiquito. "Buen día, mi amor. "Dijo más melosa ahora que dejaba un dulce beso en los labios de su omega.  

entre aromas dulces  ─ julian álvarez ; enzo fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora