—¡Mito!, ¡No me dejes, quiero estar contigo!-Lloriqueaba—¡No me dejes solo!, por favor Mito.
—Te dije que todo te saldría mal pero no quisiste escucharme, si lo hubieras hecho nada de esto te habría pasado-Dijo mientras reía.
Insanity solo lloraba mientras veía el cuerpo de su mejor amigo tirado en el suelo con el cuello roto, un enfermero se acercó a él llevándoselo de aquel lugar.
—¡Los odio!—Exclamó—¿Por qué me quitaron a Mito?, él era el único que me entendía—Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente.
—Porque nos caía mal solo por eso—contestó el pelinegro.
El chico solo sollozaba, se sentía tan destrozado, deseaba que todo se tratara de una pesadilla, desafortunadamente no era así, el dolor en su pecho no lo dejaba en paz y lo único que podía hacer era llorar.
—Insanity, ¿Con quién hablas?—Preguntó la enfermera acercándose a la puerta de la habitación del chico la cual se encontraba abierta.
—Con nadie—Respondió limpiando las lágrimas de sus ojos.
—Ya no llores por eso—Limpio el rastro que habían dejado las lágrimas en las mejillas del menor—Mejor duerme—La chica se acercó a él para ayudarlo a bajar de la silla de ruedas y poder acostarlo en la cama—No te preocupes mañana llegará Dabin, el te cuidara muy bien—La chica le dio un beso en la frente y le regaló una sonrisa.
—Te quiero mucho Chae Rin—
—Yo también—Salió de la habitación.
—Sabes, estoy seguro de que Dabin no será tan bueno cuidándote como lo hacía Mito.
—Ya déjame en paz Yongwoo, quiero dormir.
—Bien, solo espero que no despiertes llorando como siempre lo haces—Dijo para luego desaparecer en la oscuridad de aquella habitación.
El transcurso de su noche fue tranquila ya que el jovencito pudo dormir sin ningún tipo de fastidio, al día siguiente conoció a Dabin él era divertido pero no tanto como lo era Mito e Insanity no dejaba de pensar en él, lo extrañaba y se sentía incompleto, deseaba poder verlo al menos una vez más.
Los días pasaron y la salud de Insanity empeoró demasiado, el psicólogo de aquel orfanato concluyó que el chico estaba deprimido y triste, además de que llevaba un buen rato sin probar alimento alguno, a pesar de los intentos de Chae el joven solo se negaba alegando que no tenía hambre.
—Ya no quiero estar así—Confesó a los tres chicos que estaban en su habitación.
—Me parece que mañana nevará, ¿No te gustaría quedarte afuera con nosotros?—Cuestionó Hyungmo a lo cual Insanity asintió.
—Entonces escribe cartas para todos como siempre lo haces—Jackson señaló unas hojas las cuales Insanity alcanzó como pudo comenzando a escribir.
—Vendremos por ti en la noche—Yongwoo se despidió y los tres desaparecieron dejando solo a Insanity escribiendo sus cartas.
El día siguiente fue de lo más normal se sintió contento de ver a Chae sonreír cuando él decidió aceptar la comida que la joven le ofrecía también dejó escapar algunas risas con los chistes que Dabin le contaba para levantar su ánimo simplemente aquel día había sido muy bueno hasta que llegó la noche, el chico no sabía cómo pero aquellos raros entes lo sacaron de su habitación sabiendo que él no podía caminar solo se preguntaba ¿Cómo lo hicieron? No dijo nada porque sabía que sería de esas preguntas que no tiene respuesta o por lo menos una respuesta lógica, los cuatro permanecieron afuera toda la noche mientras se miraban entre ellos sin decir palabra alguna.
Al otro día Chae Rin abrió la puerta de la habitación de Insanity para darle los buenos días pero su sorpresa fue grande al no ver al menor en la habitación.
—¡Dabin!, Insanity no está—La chica estaba desesperada.
Ellos buscaron por todas las habitaciones al chico, su búsqueda se detuvo hasta que vieron al menor por una ventana con vista al patio, visualizando a Insanity, ambos corrieron por el chico quien ya se encontraba muerto debido a la hipotermia que sufrió al estar expuesto a bajas temperaturas durante mucho tiempo.
Hye jin y Chae Rin lloraban desconsoladamente mientras leían las cartas del menor.
Insanity había fallecido el 28 de noviembre de 1995 a sus 14 años de edad.
—¡Mito!—El menor corrió hacia el alto una vez llegó al cielo.
—¡Insanity!, ¿Por qué estás aquí?—Cuestionó el mayor
—Es una larga historia, pero estoy feliz de volverlo a ver—Lo abrazo fuertemente—Prometame que no volverá a dejarme solo.
—Nunca te dejaré solo otra vez pequeño—Correspondió al abrazo del niño.
—Lo quiero mucho—Sonreía.
—Yo también mi niño, yo también.