— Nope, nope, nope, me niego por completo
Refunfuñó, cruzándose de brazos, negando con los ojos cerrados.
— ¿Cómo que una semilla y dos bellotas por una piña de pino? ¿Acaso me intentas estafar?
Regañaba la jóven elfo a la ardilla, mientras el animal hacía ruidos inentelegibles para la mayoría de personas.
— Mira, ¿quieres las bellotas y la semilla? Bien, pero la siguiente piña que encuentres me la debes gratis, ¿trato?
La ardilla, pensativa, decidió tras un momento asentir y extender las manos.
— Espero mantengas tu palabra, Ardino— rió un poco, entregando las bellotas y la semilla, tomando la piña de pino —Es un placer hacer negocios contigo
Tras terminar su transacción, se dirigó a la taberna desde el jardín, yendo a desayunar por fin. A pesar de no haber muchas personas en aquel lugar, siempre era entretenido. Sobre todo porque, al menos hasta el momento, todos habían sido amables con ella, claro, con excepción del recepcionista, pero parecía que él no era más que cordial con todos.
— Ah, ¿es eso...?
Comentó. viendo que estaban publicando una misión acerca de escoltar personas a través de un bosque, el bosque de Abombo. Se rascó la mejilla al leer el nombre, recordando el fiasco de las arañas, más se inscribió de todas maneras.
— Mike, Dunkel, Glim... No conozco a Mike, pero el resto recuerdo que son buenas personas, espero todo salga mejor que la última vez...
Suspiró, derrotada, esperando el momento de la misión.
[...]
— ¡Glim! ¡No!
Gritó, desesperada, mientras apuñalaba en el pecho a un orco que la estaba atacando. ¿En qué momento salió todo mal? ¿Por qué estaban en esa situación? No lo entendía, y lo que menos entendía era...
— ... ¿¡Por qué demonios insultaste a su lider, Mike!?
Exclamó, furiosa, antes de sentir un inimaginable dolor en el pecho y sentir líquido calienta escurrir en este. Miró hacia abajo, con los ojos abiertos como platos, notando la enorme y profunda herida, donde tenía un hacha clavada, la cuál el orco frente a ella arrancó de su torso, dejándola caer de rodillas. Justo antes de perder la consciencia, no pudo sino sentir odio por el semi-orco que había causado aquello, mientras veía ya de manera borrosa los cuerpos de Garrosh y Glim cayendo, hasta que por un segundo sintió un enorme dolor en la cabeza, y de inmediato negrura.
[...]
El viaje de vuelta en carromato fue callado, pues no había nadie tocando esa vieja y ahora ensangrentada flauta de pan, no había nadie cantando a ritmo de la música, solo 3 aventureros callados, con una recompensa que no les hacía sentir orgullosos, o al menos a dos de ellos, y dos cadáveres envueltos como pudieron en tela de lino dada por los mercaderes que escoltaron. Siendo esa la última misión donde Garrosh el druida y Myriad la elfo párticiparon, así como fue el día donde dos nuevas tumbas se erigieron en el cementerio del gremio.
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Leyendas del Bosque Susurrante
Fantasy𝐸𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑛𝑓𝑖𝑛𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑚á𝑠 𝑔𝑟𝑎𝑛𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑟𝑎, 𝑙𝑙𝑒𝑛𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎, 𝑡𝑒𝑐𝑛𝑜𝑙𝑜𝑔í𝑎 𝑦 𝑚𝑖𝑡𝑜𝑙𝑜𝑔í𝑎; 𝑙𝑎𝑠 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑑𝑖𝑣𝑒𝑟𝑠𝑜𝑠 ℎé𝑟𝑜𝑒𝑠 𝑦 𝑠𝑢𝑝𝑒𝑟𝑣𝑖𝑣𝑖𝑒𝑛�...