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❝Si un ____ se llama año y sus 12 ____ son los meses del año, ¿Cómo se llama el ascensor?❞

La pelinegra llegó al edificio decorado de forma dulce, pero que por nada no tenía dentro. 12 pisos que se veían llenos pero una vez entrabas, llegaba esa vibra solitaria. Supo que llegó al lugar correcto cuando notó corazones rojos, pero que eran salpicados por la tinta negra, como una explosión.

SeulGi suspiró, tallando sus ojos, removiendo un poco el maquillaje negro que tenía en ellos y ahí se quejó al darse cuenta de lo que acababa de hacer, pero de todos modos no le importó porque sostuvo la carta llena de corazones, ahora morados y rosas, y su nombre rodeado en uno gigante.

''Para mi Batwoman, ¡Resuélvelo por mí, que no he podido!''

Ahora llenó esa nota de su sombra negra, pero llegó al piso deseado. Sacó su paleta de emergencia, presionando el negro con su dedo índice y volvió a maquillarse el ojo, tragando saliva, limpiándose el dedo lleno del producto negro en su capa. ¿Ahora qué? ¿Volvería a llenarla de pantallas mientras pasaba cómo planeaba matar a alguien mientras coloreaba y escribía algo en sus 2 pantallas?

SeulGi estaba algo estresada ese día, sabía que apenas llegara y viera algo, ELLA haría algo, por lo menos algo con lo que dejara ese estrés de lado. Un dolor de espalda por caer en ese callejón hace unos días, su cuello, sus piernas agotadas, y suspiró.

Oh, acertijo, de alguna u otra forma ibas a recibir el estrés de Batwoman.

Achicó su ojo, entrando a la sala oscura, levantando sus manos, gritando con su voz ronca.

—Sea lo que sea, hazlo rápido, por favor, cuéntame de una vez tu decimoquinto plan para hacer volar la ciudad, bla bla bla-

—¡Mi vampirita!—torció sus ojos, acariciando su frente, la cubierta por su máscara, cansada—¿¡Cuál es la respuesta de mi acertijo?!—de todos modos esa voz la hizo aterrizar.

No estaba a través de una pantalla, en un stream, ahora estaba ahí mismo. SeulGi frunció su ceño, fingiendo que esa mano que acariciaba su frente se dirigía a rascar su cuello, pero prendió esa mira de vista nocturna, divisando un rastro de calor...

Ahí iba su furia.

Sin preguntar saltó y pateó esa zona de calor que estaba frente a ella, pero sólo recibió un ardor en su pierna que al final disminuyó por toda la armadura, pero aparte, recibió una carcajada.
Una risa burlona que se escuchó y resonó en todo el lugar, que se movía pero siempre tenía un destino. Su nuca.

La de negro tragó saliva, alzando su ceja...

Dios, ¿Estaba cantando, ahora? SeulGi se agachó, pero después se sentó por completo en el suelo, rendida, suspirando cansada mientras se apoyaba en su mano, y ahí salió la de sudadera y chaqueta verde, viéndola, con su cabeza ladeada.—¿Qué? ¿No me vas a patear, ahorcar hasta que gima, excitarme y después marcharte? Ay, tanto que esperé este encuentro...—ni se tuvo que volver a quejar porque sintió esa gran mano cubierta por negro, en su cuello, apretándolo, subiéndola para estrellarla contra la pared más cercana. La castaña gimió, aferrándose a esa mano—a eso me refiero, cariño...

—¿Qué quieres, que por fin te pueda mandar al manicomio, donde mereces estar?—la otra sólo sonrió, aunque la de negro no lo vio por la estúpida máscara.
La máscara que dividía sobre si por fin podría estrechar sus labios para besarla, morderla, y sacarle algo de sangre, un poco, bajo esa máscara.

—Tan divina, cariño mío, pero la verdad lo que quiero es que... sentirte... te he extrañado, no es lo mismo desde que llegó ese payaso entre nosotras, no me divierto cómo antes, te necesito—era la oportunidad. SeulGi sólo rió, negando, dejando en el suelo a JooHyun que volvió a respirar con regularidad, subiendo un poco su máscara, hasta su nariz para dejar el aire ir y salir.

RiddlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora