Santos: ¡Paula, ya llegué! - grita , arrojando sus llaves al bol en la mesa junto a la puerta, y colgando su chaqueta en el perchero.
- ¿Por qué gritas? - pregunta enojada una chica, levantándose del sofá, la que supongo es Paula.
Santos: Ella es Paula, mi hermana - me dice - Paula, ella es Roberta, mi...
Paula: ¿Es tu novia? - pregunta interrumpiendolo. Poniéndose de pie y mirándome fijamente, con una mano en su pequeña cintura y una ceja arqueada. Era alta, y tenía un excelente cuerpo, para tener quince años, más que el mío - ¿Qué pasó con Juliett? Ella era mucho más bonita - comenta con indiferencia.
Santos: Paula, cierra la boca - demanda enojado - Y vete a tu habitación - agrega.
Paula: ¿Por...
Santos: ¡Largo! - grita , interrumpiéndola.
Pone los ojos en blanco, sobresaltándose al igual que yo, pero se da la vuelta y camina, contoneando las caderas, por el pasillo, hasta que ya no puedo verla. Miro a Santos cuando éste suelta un pesado y largo suspiro. Harto, o tal vez cansado.
Roberta: Es... interesante - comento, sin saber qué decir.
Santos: Lamento eso, te dije que es tan... - sisea, dejando la frase en el aire, no queriendo decir nada extremadamente malo de Paula, seguramente. Al fin y al cabo es su hermana.
Roberta: Descuida... Y, ¿quién es Juliet? - pregunto pícara.
Santos: Mi ex novia - responde caminando hacia el sofá.
Roberta: ¿Sólo eso?
Santos: Sí, en realidad, terminamos hace tres meses, Paula sólo lo dijo para molestarte - explica con amargura.
Roberta: Pues no lo hizo, no te preocupes - aclaro sentándome a su lado en el sofá.
Santos: Apuesto a que estará en su habitación hasta que llegue mamá y me acusará, y eso será en tres horas, así que, ¿qué quieres hacer?
Roberta: ¿Tienes algún monopolio?
Arqueo una ceja y me giro para mirarlo cuando suelta una carcajada.
Santos: ¿Es enserio? - pregunta incrédulo.
Roberta: De acuerdo, sí, soy una ñoña. ¿Qué tienes tú en mente?
Santos: Pensaba en resolver tus problemas.
Roberta: ¿Resolver mis problemas? - repito confundida - ¿A qué te refieres?
Santos: Le puedo hablar a Diego y...
Roberta: No, no, no, no, no, no... ¡NO!
Santos: ¡Oh, vamos! No pueden estar toda la vida tratándose como perros y gatos, ¿cierto? - replica.
Roberta: No exactamente, si dejamos de hablarnos, todo bien.
Santos: ¿Te estás escuchando? - pregunta riendo.
Roberta: Por suerte, no - murmuro irónica - ¿Y qué pretendes hacer?
Santos: Pueden hablar y hasta llegar a ser amigos - dice, y cuando abro la boca para oponerme nuevamente, sigue hablando -Admitamos que lo ambos hicieron no estuvo para nada bien, así que no se pueden hacer las víctimas.
Roberta: ¿Lo que yo hice? ¿Qué hice? - inquiero.
Santos: Dejaste de hablarle a tu amiga por algo de lo que ni siquiera tienes idea, sacaste tus propias conclusiones sin preguntarle o darle la oportunidad de explicarte.
Roberta: Los escuché, y lo primero que se interpreta no es que compraron un gato juntos y... espera, ¿tú cómo sabes eso? - me interrumpo a mi misma, mirándolo impasible.
Santos: Te dije que soy amigo de Diego, ¿crees que no me cuenta las cosas?
Roberta: Entonces tú sabes qué tiene con Mia - adivino.
Santos: Bueno... sí, pero...
Roberta: ¿Y por qué no me lo dices directamente? Es mucho más sencillo.
Santos: Porque no es asunto mío, por lo tanto, no puedo decir nada - responde y, aunque no quiera admitirlo, tiene razón - Llamaré a Diego, tienen que resolver esto.
Suspiro y paso las manos por mi cara frustradamente, a la vez que bufo, o algo parecido a gritar cortamente. Alzo la mirada cuando algo cae en mi cabeza, dirijo las manos a mi cabello y lo tanteo, hasta que siento una... ¿palomita?
Roberta: ¿Y esto?
Santos: Llegará en veinte minutos y tengo hambre - responde encogiéndose de hombros - ¿Quieres? - ofrece sentándose a mi lado, con un tazón lleno de palomitas en sus piernas.
Roberta: Es lo menor que me ha pasado en el día - comento tomando un puño de palomitas y metiéndolas en mi boca, algunas cayéndose en mi regazo por la gran cantidad.
Santos: Aún no ha terminado - me recuerda - Además... - agrega, pero se interrumpe por el sonido de golpes en la puerta.
Roberta: ¿Es Diego? - pregunto confundida.
Santos: Me imagino que sí - contesta con un tono de pregunta - Vamos a ver.
