Flores Amarillas

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Todo comenzó un 21 de marzo con el inicio de la primavera en el hemisferio norte, cuando Ricardo, el novio de Maritzabel se apareció la tarde de aquel día con una maceta con flores amarillas plantadas en ella.

Maritzabel esperaba recibir sus flores amarillas, pero al ver eso, que definitivamente no era lo que había imaginado, se sintió decepcionada. ¿Acaso los hombres no pueden hacer nada bien?

Y como si no fuese suficiente, Ricardo, Ricardo el romántico, estaba dándole instrucciones para el cuidado de esa planta y como si la situación no pudiese ir peor, Ricardo le explicaba que su abuela se la habia regalo, lo ayudó a escoger y transplantar las flores amarillas para Maritzabel.

Adoraba a la anciana y ella adoraba a Maritzabel, era la novia de su nieto desde hacía dos años, eso la hizo sentir frívola y superficial.

Maritzabel transplantó las flores amarillas, pocas semanas después estas se habían extendido por todo el jardín, era hermoso el lugar, pero hacia falta algo más: color quizás.

Estaba desarrollando una pequeña obsesión por las plantas, Maritzabel comenzó comprando plantas y luego robando flores en otros jardines, tenía flores silvestres y algunas muy delicadas, el jardín se veía hermoso con todos aquellos colores.

Era mágico ver volar mariposas, abejas, luciérnagas y colibríes sobre todo el jardín. Maritzabel se había convertido en una aficionada a la jardinería.

Seis meses después, el 21 de septiembre cuando inició la primavera en el hemisferio sur, se apareció Ricardo en su puerta con flores amarillas y dijo:

— ¡Girasoles! A tu jardín le hacen falta girasoles.

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