Abril

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Te conocí una noche de abril, esa noche cortaba las rosas marchitas que llenaban mi jardín, a lo lejos escuché unos pasos acercándose a mi, eras tu, con la dulce delicadeza que te caracteriza me pediste ayuda, necesitabas a alguien para empujar tu carro y al ser la única persona que se encontraba a la vista no me quedó de otra más que ayudarte.Realmente no me preocupaba ayudar a un completo desconocido, estaba tranquila por qué ya casi era la hora en la que mi madre llegara del trabajo.Esa noche fue la más relajante y graciosa que pude tener en esa semana. Tu presencia iluminó la oscuridad ocasionada por la ausencia de la luna, la plática tan amena hizo que olvidáramos el cansancio y el sueño.Un carro descompuesto nos unió esa noche.


Después de ese pequeño y fugaz momento  seguimos encontrándonos y descubrí a la grandiosa persona que se encontraba a mi lado, también descubrí que yo no era una desconocida para ti, vivías por la zona y el carro descompuesto solo fue la excusa para acercarte,  aún no puedo creer que me hiciste empujar un carro que estaba en perfectas condiciones solo para poder hablarme.


Yo creía que estaba viviendo silenciosamente pero fue inevitable permanecer oculta para ti.


Primero nos hicimos amigos, siempre teníamos un lugar en la casa del otro, nos convertimos en un pañuelo para el otro, las horas se hacían eternas a tu lado, me hacías permanecer joven y hermosa por más tiempo del que yo podía hacerlo.Con el pasar del tiempo descubrimos que nuestros caminos nunca fueron creados para solo ser amigos. Estábamos enamorados.Tu declaración fue hermosa, sacada de una novela juvenil, algunas veces sospecho que te escurriste en mi diario para poder hacerla perfecta y lo fue.


Una noche sin nubes, las estrellas y la luna nos iluminaban, hacía frío, caminábamos en dirección a mi casa, unos días atrás me había dado cuenta de lo tan enamorada que estaba de ti pero mi mente solo creaba escenarios dónde lo nuestro no podría funcionar y ese día no era la excepción.Abruptamente tomaste mi mano, tus nervios se hacían notar en tu mirada, por un momento titubeaste, fijaste tu mirada en la mía logrando sacarme de mi tan lamentable pensamiento.Finalmente lograste estructurar tus palabras y con los nervios abultados en tu garganta me dijiste -He esperado tanto tiempo, realmente no se si sea el momento, no espero una respuesta. Solo no quiero arrepentirme después.Te amo

Te quedaste callado y permaneciste frente a mi esperando tímido mi reacción, sin previo aviso me abalance a tu cuerpo y por fin te bese, fue tan corto el beso que al separarme y al  ver tus ojos pude notar lo sorprendido y confundido que estabas, acaricie tus frías mejillas, sonreías tímidamente, tu mirada era igual a la de un niño, la calle se volvió infinita y el momento eterno, me besaste y parecías ansioso e incluso desesperado por ese tan añorado beso. No fue necesaria alguna palabra, sabíamos que es lo que sentíamos.

Te calmaste y al despertar de nuestro trance volviste a hablar


-La luna será testigo de lo que te diré. Te entrego mi corazón, has de él lo que desees, te amare con todo mi ser, lloraré sangre si es necesario, lo haría solo por ti, aún si nos separamos te seguiré amando. Eres la mujer que merece ser amada incluso después de la muerte, te impregnare en mi ser como un pintor impregna a su musa en un lienzo y así hacerte inmortal en mi pensamiento.


Al fin estábamos amándonos sin secretos, estabas decidido, me entregaste tu corazón y lo guardaste en mis manos.Nuestra relación es hermosa, crecimos y maduramos juntos, a nuestra forma enfrentamos al mundo, estar contigo era como el primer día, nada cambiaba, seguías siendo aquel chico ansioso declarando su amor, siempre romántico y atento.Nos convertimos en uno.Pasaron años y cado uno encontró el trabajo de sus sueños, tu viajabas seguido y yo me convertí en maestra pero incluso alejados seguíamos siendo los mismos, ya teníamos 27 años pero seguíamos amándonos como a nuestros 21 años.

AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora