Una pesadilla

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Siempre tenían que ser las noches. Aunque él intentaba despejar su cabeza para ser capaz de dormir, muchas veces su conciencia no deseaba lo mismo. No es como si esta le recordara lo que habia hecho mal específicamente, era mas allá, eran reflexiones profundas sobre su propósito en un mundo tan caótico como maravilloso.

Entonces, un mal sueño que no pudo recordar, lo hizo sentir que las sabanas intentaban ahorcar sus piernas, forzándolo a retirarlas e, inevitablemente, levantarse. Tomo asiento a un costado de la cama, dejando que las piernas colgaran libremente. 

Muchos recuerdos vinieron a él, como olas de mar violentas, de ese tipo que tiende a hundir naves acorazadas. 



"Oye, Iker, quería preguntarte-" Antes de terminar, el contrario se acerco a él, besándolo. Todo lo que pudo haberse dicho, se resumió bastante bien en una acción tan simple, que le carcomían las entrañas de envidia. Él quería ser quien lo hiciera primero. Envidiaba la victoria de su...bueno, lo que sea que eso los convirtiera.

"Esto significa que...somos..." La luz de la luna solo hacia el momento mas afamado en sus memorias. Su sonrisa era mas bella bajo esa luz.

"Si, lo somos." Franz sintió que susurraba una frase de victoria.

"Te amo."  Sus sonrisas tomaban un brillo platinado.

"Yo también."



Ah, como olvidar algo asi. De todos los recuerdos en su cabeza, ese era el mas hermoso, tesoro de tesoros. La sensación en su pecho era interesante. Mariposas que revoloteaban en cada parte de su ser, esta vez, sin limites aparentes. Él no quería limitar la sensación, quería vivirla.

Si se permitía ser honesto, todas sus reacciones, sentimientos románticos o de cualquier otra naturaleza habían sido premeditados. Controlados. Falsos. No mas, no menos. Ser oportunista en cuanto al ámbito romántico, nunca lo llenaría completamente.

Pero él, oh joder, él.

La única maldita excepción a su código. Aunque de hecho no lo admitiría, le gustaba que alguien hubiese llegado a ese punto. La cúspide de una conexión romántica para él. Ambos habían llegado muy profundo a la conciencia del otro, y le gustaba, le gustaba asi.



"Siempre es mejor con alcohol, ¿No?" Miro a su amiga, ella solo se limito a fumar mirando las estrellas, casi imperceptibles por la contaminación ambiental de la ciudad. "Tu sabes, sentir la euforia que tu maldito cerebro no es capaz de darte, sentir esas emociones que no te permitías sentir. Solo me alegra que podamos compartir eso juntos."

"Sabes que no es bueno para ti, Franz." Barb tomo sus manos, apartando la botella de alcohol de ellas. Seria de ayuda si esa mierda se caía del techo.

"Lo se. Solo no puedo verme sin esto." Sonrió. Barb parecía entender el contexto de esa sonrisa.

"Si algún día quieres dejarlo, estoy aquí. Aquí me tienes." Franz cerro los ojos. Ella era una persona maravillosa.



Barb. Ella no se ha rendido con él, jamas. 

Incluso en las peores etapas de su adicción, ella acepto que era difícil dejarlo en primer lugar. La razón, era que ambos se entendían con sus respectivos problemas, una forma dulce de llamar a un habito repetitivo que los estaba consumiendo desde el interior.

𝙻𝚘𝚜𝚝 in;; myselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora