TE DESEO

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                                                                                           Adara

-En serio tienes que usar eso?-

-Es lo mínimo que mereces por tu desobediencia, Adara-

-Estoy en desacuerdo con eso-

-No te pedí opinión-

Estaba tirada en la cama de mi habitación completamente desnuda atada de pies y manos. Al llegar a Pollensa Enzo me dejo en casa para poder descansar un poco. Pero al despertar hoy ya estaba atada con el viéndome y con un vibrador en la mano.

-Quieres jugar un poco, pequeña?-

-Definitivamente no con eso pero creo que no tengo opción-

-Tienes razón-

Dijo mientras avanzo hacia mi y subió a la cama quedando entre mis piernas, disfrutando de la vista

-Abre la boca-

Debería estar resistiéndome a esto pero en serio deseo esto, no se porque, solo se que mi coño se moja con solo pensar en que Enzo me de placer.

Abrí la boca para humedecer el vibrador

-Humedecelo bien, pequeña-

El vibrador salia y entraba de mi boca como si fuera su polla. Ojala fuera eso.

Puedo sentir como la polla se le pone dura con solo ver como chupo ese vibrador

-Te ves tan hermosa, pequeña sucia-

Saco el vibrador de mi boca y bajo la mirada hacia mi coño mojado

-Deseas esto no es así?-

Regreso sus ojos a los míos. Sus ojos eran puro deseo, se que el desea esto tanto como yo.

-Si, lo deseo. Y te deseo también a ti-

Quizás me arrepienta de desearlo pero mi cuerpo tiembla con solo tenerlo cerca y es imposible resistirme a el, su aroma su voz y su presencia hace que me llore entre las piernas. Y tal vez este mal hacer esto mientras Libia esta desaparecida pero no puedo fingir no querer esto.

Enzo se inclino hacia mi y me beso, sus besos saben a cigarro y a vino amargo. Delicioso.

-Ruega porque te masturbe con esto-

Miro el vibrador en su mano y me miro a mi

-Por favor-

-No suena convincente-

Por placer haré lo que sea, se que valdrá la pena

-Por favor, Enzo, quiero que me masturbes-

Después de eso solo pude ver como bajo la mano a mi coño y un gran dolor mezclado de placer apareció. Enzo metió el vibrador sin previo aviso abriéndome de un  solo golpe. Un gran gemido salio de mi boca y cerré los ojos con fuerza

-No merecías saber cuando lo metería-

-Dios-

El vibrador salia y entraba en mi coño con fuerza

-No existe un dios para ti, pequeña. Al menos no hoy-

Sentía como me hacia ver el cielo. Los gemidos salían de mi boca naturalmente y solo me retorcía en mi cama, sin poder mover mis manos para pedirle que fuera mas despacio    

-No volverás a desobedecerme-

-Dios, si-

-Di que no me desobedecerás mas, Adara-

Serás mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora