NEVER ENOUGH | KOOKV

CAPÍTULO CINCO

El primer trimestre del embarazo no estaba siendo divertido en lo absoluto para el omega. Y es que además de dormir en una cama que no es suya, la convivencia con el alfa estaba siendo un tanto interesante, pues la tensión sexual no hacía más que subir al punto de ser un tanto incómoda... sobre todo por los síntomas del embarazo.

"Cállate." El omega le gruñó a su secretario y este se calló inmediatamente.

Taehyung está tirado en el suelo frente al váter del baño privado en su oficina, vomitando todo su almuerzo sin parar. Y es que no había parado de vomitar y tener naúseas desde hace dos semanas. El omega puede agradecerle a la Diosa Luna por no tener las náuseas durante reuniones ejecutivas, sino en la intimidad de su oficina y del apartamento, donde nadie más que él y su secretario eran conscientes de su embarazo.

"Señor Kim, ¿debo traerle un té?" Pregunta el beta con un poco de miedo y preocupación por su jefe.

"De manzanilla, Ahn, tráeme uno de manzanilla." Contesta antes de tener otra arcada.

Cuando el beta sale del baño y de su oficina, se deja recostar contra las baldosas del baño, alejándose un poco del váter y tratando de recobrar la compostura. Él sabe que un embarazo cuenta con estos síntomas, es lo que siempre le explicaron en sus clases de sexualidad, pero no le habían explicado que estar en embarazo de un cambiaformas es más agresivo.

El omega respiró profundamente antes de levantarse del suelo y tira de la cadena del váter, para luego bajar la tapa y sentarse en ella. Se sentía mareado, débil y cansado, si por él fuera, se iría ahora mismo a su habitación en el apartamento de Jungkook, donde su aroma y el del alfa están entremezcladas.

"Aquí tiene, señor Kim." El beta llega con una taza de té, que le extiende al omega.

"Déjala en mi escritorio, Ahn, me cepillaré los dientes antes." Contesta con lentitud. "Llámame apenas tengamos que ir a la reunión en el sexto piso."

"Sí, señor Kim, si me necesita sólo llámeme." El beta lo reverencia y sale de la oficina, acatando la orden silenciosa de su jefe. Darle privacidad.

El omega rebusca en su baño el lugar donde guarda su cepillo de dientes extra para casos de emergencias, que lleva usando estas dos semanas, y le aplica un poco de crema dental. Se levanta con cuidado, sosteniéndose del lavabo, y se mira al espejo. Está demacrado por no dormir tan bien por los dolores en su vientre y los calambres en sus piernas cada noche.

"¿En qué me metí?" Murmura, bañando el cepillo en agua y empezando a cepillarse.