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Cargar con ese cuerpo se sentía pesado, sucio, y le hacía sentir culpable.

Aquella figura que se le había condenado de por vida, y que él seguía empeorando, odia todo de sí mismo.

Odia el asco que le da verse al espejo, el asco que le da a los demás, como nadie quiere nada con él, como nadie jamás se ha enamorado de él, y también se odia a sí mismo, por no tener la motivación suficiente como para "solucionarlo".

Sí, detesta sus pecas, junto a sus ojos cansados y ojerosos por naturaleza, pero lo peor que tiene, es algo modificable. Su peso.

Buster detesta su peso, le da asco y le hace sentir culpable. Se siente sucio e inútil. Es incapaz de hacer algo para remediarlo –¿pero por qué?– se pregunta a sí mismo, mientras observa a su mejor amigo ejercitar, embellecer aquel templo. Si por él fuese destrozaría el propio. Amaría ser un cangrejo, poder huir de su mugre cuerpo y encontrar uno nuevo.

Cada que se ve al espejo, comúnmente por accidente, termina en llanto. Observar su desnudez le destruye. Él jamás odió a alguien, sin importar que tan mal le hiciera, pero era tan sencillo sentir esas ganas de acabar consigo mismo. Tenía ganas de apuñalarse, quedarse sin aire y ser liberado de aquella cárcel, que era su cuerpo.

Ver su estómago le hacía sentir arcadas, una vez inclusive llegó a tirarlo todo, por la culpa.

Observó su pancita, hinchada después de haber comido, y, realmente, la culpa invadió todo su ser de una manera tan cruel, tan fría; sintió su cuerpo helar.
Solía adorar comer, pero ahora se sentía mal por hacerlo, y debía de remediarlo, deshacerse de todo aquel alimento de sobra.

Su mejor amigo trataba de animarlo, pero sabía que eran todas mentiras, no puede ser lindo en ese estado –. Solo me dice eso porque me quiere– pensaba el pelirrojo, pero realmente no podía estar más equivocado.

Pero daba igual, por más que Fang realmente pensase que su amigo era bello, él jamás lo entendería, y comprendió algo tarde que tan solo empeoraba las cosas insistiendo.

Como el día que se le ocurrió llamarle "Pompompurin" de cariño–personaje favorito de Sanrio de Fang– y Buster se lo tomó de la peor manera posible, rompiendo en llanto a "escondidas" en su habitación. El asiático lo sabía, pero comprendió que no tenía nada que hacer allí, él no podía arreglar nada, no podía pretender reconstruir un corazón que no le abría sus puertas, y claro que duele, pero sabe que no es culpa de Buster.

El pelirrojo no puede corresponderle sin antes amarse a sí mismo, y él siempre supo el riesgo que conllevaba amarlo.

Al amar también estás abierto a salir herido, a destrozarte. Fang siempre lo supo, pero cuando el amor es de tal magnitud termina vendando tus ojos de la manera más inocente posible.

llorando en el espejo ; fangster Donde viven las historias. Descúbrelo ahora