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Las hojas caídas de los árboles crujían bajo los pies de la pareja mientras se abrían paso a través del bosque que conducía a la mansión escondida de Sung Woong.

La conexión de Namjoon con la naturaleza era palpable; cada planta parecía inclinarse hacia él, como si lo reconocieran como uno de los suyos.

—No quiero sonar repetitivo pero ¿Estás seguro de esto?— preguntó Namjoon, su mano entrelazada con la de Jin quien asintió, su poder de sanación era un suave resplandor en sus palmas.

—Tengo que saber si hay algo de bondad en él, por el bien de Taehyung y descubrir que planea— informó

La mansión se alzaba imponente ante ellos, una estructura de piedra y secretos.
Al entrar, fueron recibidos por la mirada sorprendida de Sung Woong. El hombre que había sido un enigma para el mundo, un villano en los ojos de muchos, pero ante ellos, se mostraba vulnerable con las heridas vendadas torpemente por Taehyung.

—Jin...— la voz de Sung Woong se quebró, y por un momento, la fachada del hombre poderoso se desmoronó.

Taehyung quien estaba a su lado mostró una leve sonrisa, el control sobre el agua manifestándose en la humedad del aire.

El silencio se apoderó de la sala por un instante, y fue Taehyung quien rompió el hielo con una voz suave pero firme.

—Jin, hay algo que debemos decirte, antes de cualquier cosa— comenzó, intercambiando una mirada con Sung Woong. —En dos días, se cumple otro año más desde que... desde que mamá nos dejó.— informó con la voz quebrada

Jin a pesar de saber sobre su muerte sintió como si el tiempo se detuviera, su corazón latiendo en sus oídos. La noticia cayó sobre él como una losa pesada, y por un momento, se quedó sin aliento, su poder de sanación parpadeando débilmente en sus palmas y por un instante, sus rodillas flaquearon. Namjoon, sintiendo el cambio en su postura, lo sostuvo con firmeza, sus brazos un refugio seguro en medio de la tormenta de emociones.

—Lo siento, Jin. Prometí que la protegería y falle — murmuró Sung Woong, su voz cargada de un pesar que parecía antiguo y profundo. —El tiempo pasa, pero el amor que sentimos y el recuerdo de aquellos que se han ido permanece eterno. —

Jin cerró los ojos, permitiéndose un momento para reunir su fortaleza, cuando los abrió, había una determinación nueva en su mirada.

— Llévenme a ella, — dijo con voz clara. —Quiero estar cerca de mamá, sentir su presencia y recordarla como se merece.— apretó su agarre en la mano de Namjoon mientras este al notarlo le dio un pequeño jalón para abrazarlo dejando caricias en su cabeza y espalda.

Taehyung asintió, comprendiendo la necesidad de Jin de enfrentar su dolor.
—Mañana al amanecer, iremos, — prometió. —Y allí, honraremos su memoria juntos.— bajo la vista al piso limpiando una lagrima

—así será, yo los llevaré — hablo su tío mientras le daba un apretón reconfortante en el hombro a Taehyung.

Con el apoyo de Namjoon y la promesa de Taehyung, Jin se sintió listo para enfrentar el aniversario de la partida de su madre.

Taehyung se acercó y tomó la otra mano de Jin, entrelazando sus dedos con los de él.
—Estaré contigo en cada paso del camino— prometió. —No estás solo en esto, nunca lo has estado.— miro a Namjoon.

Juntos, compartieron un momento de silencio, uniendo sus fuerzas para enfrentar el dolor del pasado y la esperanza del futuro.

Después de ese momento los cuatro se sentaron, la tensión flotando entre ellos como una neblina.

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