Capítulo 8

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POV HERMIONE


-¿Pero cómo se va a infiltrar, Minerva?- Respondió Hermione preocupada, mirando a la adolescente que estaba sentada en una de las sillas del despacho, moviendo las manos nerviosamente.

-Hermione-Advirtió McGonagall llamándola por su nombre de pila. Pocas veces utilizaba ese tono y la gryffindor sabía que la directora estaba alcanzando su límite de paciencia con ella.

-No es algo que a mi me apetezca. No me parece bien la idea de poner a una adolescente de este colegio en el medio de este maldito tablero de ajedrez, no quiero que la señorita Malfoy sea la reina de la partida... que llame la atención, y la derriben, pero es la única opción útil que tenemos-

-No hace falta recalcar y recordarle que es una misión secreta, señorita Malfoy. De momento, no quiero meter al ministerio de magia de por medio. Quiero averiguar, necesitamos averiguar desde dentro cuales son sus pasos, dónde tienen a Potter y adelantarnos a ellos- Explicó decidida a las dos chicas que las miraban expectantes en silencio.

-¿Qué tengo que hacer directora?-Preguntó con valor poniéndose de pie esperando algún tipo de instrucción.

-Compórtese con normalidad, no levante ninguna sospecha-

-Eso ya se lo dije yo, y mire que caso me ha hecho- Resopló Hermione algo molesta por la actitud reciente de la joven.

-¡Mentira!, no me dijiste nada- Contestó la slytherin sin poder evitar sonreír sabiendo que era una mentira increíblemente grande.

Hermione, abrió la boca incrédula al escuchar el descaro de la slytherin, pero McGonagall, volvió a redirigir rápidamente la conversación.

-Por favor, escúcheme señorita Malfoy, es importante, no se distraiga- No le puede decir nada a nadie, ¿Está claro- La serpiente, volvió su atención de nuevo a la directora y asintió ante sus palabras.-Esta noche irá a su casa, utilizará la chimenea de mi despacho, usará los polvos flú e irá a su casa, quiero que su padre le escuche y le vea llegar.-

-¿Y después?-Inquirió de nuevo algo insegura de pensar que iba a tener que volver a su hogar y ver a su progenitor.

Ellie Malfoy, era consciente de lo que se avecinaba, era valiente pero no era tonta. Sabía que su padre, si le encontraba fuera del horario escolar en casa, era por alguna razón. Y que apareciera ella por ahí, no era casualidad.

Era raro.

Muy raro.

Callisto Malfoy era bueno con la oclumancia y la slytherin tenía miedo de que lo utilizara contra ella y averiguara el motivo real del porque se encontraba allí.

Ellie, creía que su padre no sería capaz de hacerle daño. Pero no ponía la mano en el fuego por él.

-Después le va a decir que has utilizado mi despacho a escondidas, que aprovechaste que yo salí a hacer alguna ronda, para viajar. Dile lo que sabes, que los profesores han oído rumores de que los mortifagos se iban a volver a reagrupar, y que querías saber si eso era cierto, que no quieres estar de brazos cruzados y que quieres ayudar y acabar con cualquier vestigio de sangre mestiza, no sé, señorita Malfoy, usted tiene práctica con el engaño, dore la píldora un poquito, usted lo conoce y sabe cómo es.-

- Y por supuesto, no espere que su padre le diga algo, él no le dirá nada, al menos por el momento. Pero interiormente lo agradecerá, sabrá que en algún momento tiene a su hija en la recamara, y podrá contar con ella. Ahí es dónde llegará su momento, tendrá que demostrar que está de su lado, haz lo que le pidan, haremos reuniones semanales para el intercambio de información y en cuanto sepamos dónde está Potter y cuando piensan atacar, actuaremos-

Materia de examen: El corazón de una profesora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora