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♡CAPÍTULO 44♡
WILLIAM.
Seis semanas después...
No podía tolerar el ambiente en casa de Matthew. Me asfixiaba el olor a colonia de bebés y el sonido del llanto incesante de Mason me taladraba los oídos.
Ni siquiera sabía por qué cumplí la promesa que Savannah me obligó a hacerle en un momento de estúpida debilidad. Que fuese Nochebuena me importaba una mierda. Ninguna noche era ya buena para mí, ni siquiera esa, y fue por eso que me marché sin apenas haber probado la cena.
Pasé los dedos por el cabello de Natalie, intentando encontrar la misma sedosidad que había en el de su hermana Valerie.
Solo rocé la decepción.
Nadie era como ella.
Sin embargo, Natalie y mi botella de whisky eran la única compañía que me apetecía tener aquella noche previa al día de Navidad.
Habría sido un buen regalo pasar esa festividad con la que consideré mi mujer sentada en mi regazo, quizás conmigo acariciándole el vientre de sus ya cumplidos siete meses frente a la chimenea de nuestra casa, con las luces de algún bonito abeto parpadeando sin parar detrás de nosotros.
Me dolió pensar en ella disfrutando de mis hijos en su interior sin mí, y eso me hizo odiarla tanto como la seguía amando.
Era ridículo quererla como la seguía queriendo.
¡Me había abandonado!
Me abandonó cargando a mis hijos, sin importarle nada, ni siquiera yo. Me dejó sin pensarlo, sin mirar atrás... tal como lo hizo mi madre una vez.
Vanessa, la enfermera de ese turno, entró en la habitación disculpándose por irrumpir. Tenía que revisar a Natalie, y yo aproveché ese momento para salir de allí, no sin antes besar en la frente a la tía de mis hijos.
-Feliz Navidad, Nat -le susurré antes de salir.
Me detuve de golpe en el pasillo al ver a Georgia avanzando hacia mí. Tenía puesto un entallado vestido plateado de fiesta cuyas piedrecitas, que brillaron intensamente bajo las luces de los techos de mi casa, me dieron dolor de cabeza.
-¿Qué haces aquí? -ladré, abrazando con mis dedos la botella que ella miró arrugando la nariz.
-Feliz Navidad a ti también, querido.
Resoplé.
No quería a nadie allí nunca, mucho menos ese día.
-Aún no es Navidad.
-Son más de las doce así que yo creo que sí que lo es -terminó por acercarse a mí con la barbilla alzada y me mareó su perfume. Ya solo quería oler el aroma que desprendían las prendas que Valerie dejó en nuestro vestidor -. Hola.
Besó mi mejilla y solo por el cariño que le tenía no la aparté de un zarpazo.
No quería que nadie me hablase, tocase o molestase, por eso me aparté cuando alzó la mano y acarició mi mejilla.
-¿Cuánto llevas sin pasar una hojilla de afeitar por aquí? Nunca te había visto tan desaliñado.
Ignoré esa estúpida apreciación. ¿Cómo cojones quería que estuviese si mi vida se había desmoronado? Si a duras penas quería vivir, no supe de dónde pretendía que sacase las ganas para preocuparme por mi aspecto.

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Arrodillada [+18]
RomanceValerie se ve obligada a entrar en la vida de un atractivo y millonario hombre con el que llega a un acuerdo. Será completamente suya a cambio de que mantenga a su hermana con vida. Pero el acuerdo no es lo que Valerie creyó que sería, y pronto se v...