ᴀs ʏᴏᴜʀ ᴏʀᴅᴇʀ | sᴇɢᴜɴᴅᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ

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Robin me tiró de la muñeca y nos condujo hasta el mostrador donde estaba la chica rubia, justo al lado del vestíbulo

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Robin me tiró de la muñeca y nos condujo hasta el mostrador donde estaba la chica rubia, justo al lado del vestíbulo. Intercambiaron unas palabras que no alcancé a escuchar y pronto la chica le entregó a Robin un par de llaves, junto con una extraña sonrisa de lado.

Robin volvió a tirar de mi muñeca, esta vez hacia el pasillo. Estaba iluminado por grandes focos color morados, que creaban la atmósfera perfecta para el lugar al que nos dirigíamos. Por el camino logré contar al menos doce puertas, todas negras, siendo la número trece la nuestra. Introdujo la llave en la cerradura y la abrió en un instante.

— Adelante, Majestad.

Sin poder evitarlo, me sonrojé por el apodo noble con el que me llamó, pero hice caso omiso y me limité a entrar en la habitación.

Los focos de la habitación, a diferencia de los del pasillo, eran de un cálido color amarillo anaranjado, y el minibar de la esquina tenía pequeños focos rojizos. Frente al minibar había un sofá de cuero reluciente en forma de L y una mesita de madera en el centro, debajo de una alfombra blanca peluda. Al otro lado de la habitación había una estantería llena de lo que parecía decoración.

— ¿Por qué tiene tan... buen aspecto? —pregunté. Esto no era lo que esperaba de un simple club de segunda. —Pensé que estaría un poco más sucio y apestoso.

— Oh, las otras habitaciones están descuidadas, estoy segura, pero como esta es una ocasión especial, usé mis contactos para conseguirlo. —Robin cruzó la habitación con una encantadora sonrisa dibujada en los labios y se sentó en el sofá.

¿Sus contactos?

— ¿De qué estás hablando? ¿Cuándo la has pedido? ¿Se lo pediste a la chica alta del pelo rosa?

— Ayer, y no, Reiju sólo se encarga de la entrada, se lo pedí a Kalifa.

— ¿Reiju? ¿Kalifa? ¿Quiénes son? No, espera, te acabas de referir a la chica de pelo rosa como Reiju. ¿Quién es Kalifa?

— Es la chica que entrega las llaves de las habitaciones, la del cabello rubio.

— ¿Por qué ayer?

— Porque así habría tiempo suficiente para limpiar la habitación y recibirte bien. ¿Por qué no te sientas?

— ¿Cómo sabías que vendría? Yo no sabía que tu estarías con Rebecca.

— Aparentemente eras la única que no lo sabía, Nami.

Ella se rio cuando vio mi cara. Me pregunto que clase de expresión tengo.

— Te lo explicaré; en realidad tu amiga fue quien invitó a Rebecca a este bar. Es la primera vez que viene aquí, así que ella obviamente no sabía el significado de las pulseras... — Levantó la muñeca mostrando el brazalete turquesa. — ...Y  por eso ella estaba tan confundida como tú con la encuesta.

ʙᴏᴛᴛᴏᴍ | ʀᴏɴᴀ ᴛsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora