Te veré desde las nubes | Kyoka x Momo

Capítulo 1

Año 2237

Japón yace en ruinas, un paisaje desolado refleja la amargura de la guerra que ha consumido más del 78% de su territorio, dejando a una población menguante inferior al millón de supervivientes. Tras la muerte de Eri y Overhaul, All for One se alzó como una sombra invencible; el autoproclamado Rey Demonio que ha rejuvenecido y fusionado su ser con los nuevos Nomus High-End, mientras que Shigaraki ha adquirido incontables quirks gracias a su maestro y a los experimentos de Garaki.

El futuro de Japón se desdibuja en tinieblas, una verdad amarga que pesa sobre los héroes y los escasos civiles que aún respiran. La última resistencia contra la Liga se oculta bajo tierra, en los oscuros pasillos de un olvidado refugio, una antigua guarida de los Pussy Cats que nunca vio la luz del día. Aquellos que una vez fueron los orgullosos defensores de la justicia ahora subsisten como sombras, miserables ratas en las profundidades de las alcantarillas.

— Presten atención a mis palabras, todos. Creemos tener una oportunidad para acabar con Shigaraki. — Clamó Izuku Midoriya desde un estrado improvisado, su semblante demacrado reflejaba el peso de una guerra perdida. — Los últimos informes de Nagant confirman la separación entre All for One y Shigaraki. Al parecer, el segundo ha reclamado los dominios que una vez pertenecieron a Overhaul. Aunque desconocemos qué ocultan esos territorios, la distancia entre Shigaraki y All for One nos brinda una oportunidad para derrotarlo. 

— Se que pido mucho, pero, por favor, únanse una ultima vez a mi. — Clamó Izuku, girando su cabeza para encontrar la mirada de su antiguo maestro, Aizawa, quien le dedicó una leve sonrisa y un asentimiento. Con su determinación renovada, Izuku volvió su atención al grupo que lo escuchaba atentamente. — ¡No puedo prometer que vivirán, no puedo prometer que volverán! — Izuku respiro hondo y llevó su puño a su pecho. — ¡Yo, puedo prometer que ganaremos esta guerra, puedo prometer la libertad de Japón! — Los héroes y civiles que estaban escuchando a Izuku estaban sorprendidos y conmovidos, Izuku había demostrado ser un gran líder, a pesar de todas las dificultadas que han vivido, el seguía en primera línea junto a los héroes más fuertes que aún vivían:  Endeavor, Ryuko, Mt Lady, Hawks, Grand Orca, Edgeshot, EraserHead, entre otros.

El silencio se prolongó por un instante, cargado de la gravedad de la situación y las emociones a flor de piel. Luego, una determinación firme se reflejó en los rostros de aquellos presentes. 

—  Por Japón, por los que ya no están y por los que aún podemos salvar. — Apoyó EraserHead, su habitual frialdad cediendo ante la determinación. Las llamas de Endeavor se elevaron con furia y su característico tono anaranjado cambio a un potente azul brillante, Grand Orca rugió con fuerza, ambos canalizando el espíritu de los héroes caídos. Todos, en ese momento, recordaron que estaban luchando por algo más grande que ellos mismos, por la esperanza en un futuro mejor. 

Izuku les dedicó una mirada de agradecimiento y recuperó el aliento para continuar. — ¡Entreguen sus vidas por aquellos que los aman! ¡Entreguen sus vidas por el futuro que ellos vivirán mañana! — Los aplausos y virotes inundaron la sala, así como las lagrimas por el miedo y la incertidumbre.

Izuku, antaño el héroe conocido como Deku y heredero de All Might, lideraba la resistencia contra la aniquilación de su nación. Desde la caída de All Might, muchos sucesos habían marcado sus días; aunque habían llegado a tercer año en U.A., la guerra estalló con una ferocidad implacable. Todo inició con la irrupción de Kurogiri a la academia, quien asesino al director Nezu abriendo un portal en su pecho para después secuestrar a la pequeña Eri que se encontraba a su cuidado. A partir de ahí todo iría de mal en peor, el asalto al Tártaro, el secuestro y muerte de Overhaul, la resurrección de villanos en abominables nomus como Moonfish, quien sembró la muerte en el corazón de Tokyo antes de ser detenido por Ryuko y Edgeshot, dejando tras de sí un rastro de destrucción y miles de muertes.