Capítulo 5

38 5 3
                                        

Por segunda vez desde todo este caos sentí miedo verdadero.

El interior del centro comercial está más oscuro de lo que pensé. Las luces estaban apagadas y Ethan tuvo que romper una de las puertas de cristal. Extrañamente no sonó la alarma de seguridad

—Ni loco pienses que nos vamos a separar. Esto se parece a esos centros comerciales de las películas de terror.

—Bueno, prácticamente estamos viviendo una película de terror, ¿no?

—Quiero creer que es una pesadilla de la que pronto despertaré.

—Ojalá— suspira.

Empezamos a caminar y todo estaba cerrado, obviamente.

—Esta es una tienda de armas, hazte para atrás, voy a ver si puedo romper el candado con el hacha.

Me hice un poco para atrás y Ethan empezó a darle hachazos al candado. Después de un último hachazo el candado cedió y se rompió.

—Abre eso con cuidado, no hagas ruido— dije.

Abrió un poco y entró. Yo estaba más nerviosa que cuando di mi primer beso. Mierda Ethan, ¿qué tanto haces?

—Buenas noticias, hay armas pequeñas, como esta— dijo mostrándomela.

—Yo no sé manejar eso.

—Yo te enseñaré.

—Está bien.

Seguimos caminando, en la parte de abajo no hay nada bueno, solo tiendas de ropa, de zapatos y de comida rápida.

—Vayamos a la otra planta.

Subimos las escaleras que eran eléctricas y caminamos en la segunda planta.

—Mira, una tienda de música— dije.

—¿Y?

—¡Que debe de haber una radio!— exclamé bajo.

El candado de esa reja no era tan fuerte como el otro, así que al primer hachazo se rompió. Empezamos a caminar en toda la pequeña tienda en busca de una radio. Lo único que había eran vinilos y cassettes.

Busqué tras del mostrador y encontré una.

—Ethan, aquí hay una— dije.

La puse en el mostrador y estaba tratando de encenderla. No encontraba el estúpido botón...

—Es aquí— dijo Ethan presionandolo.

Empecé a busca una estación, cualquiera, pero que dijera algo. Al principio no encontré nada, pero cuando paré en una estación de esa se escuchaba una voz.

Atención, atención a todos los que están oyendo este comunicado. El gobierno de los Estados Unidos les informa a aquellos que aún no se encuentran infectados por el misterioso virus, que se dirijan al ayuntamiento de la ciudad, aquí les proporcionaremos del cuidado y alimentación segura. Los soldados de guerra han estado salvando a los pocos sobrevivientes de todo este caos. Repito, si están oyendo esto, diríjanse al ayuntamiento.

Apagué la radio.

—Gobierno de mierda— dije—. A mi parecer todo este problema es culpa del gobierno, ellos planearon todo esto y se les salió de las manos.

—Bueno, puede ser, pero a la vez no, quién sabe...

Se escuchó un ruido.

—¿Sellaste el hueco del vidrio roto?— le pregunto a Ethan.

—Si, recuerda que puse el estante de la entrada en el hueco, quedó bien sellado.

Metí la radio en mi mochila y salimos de la tienda. Ambos estábamos muy atentos de que no se no apareciera un enfermo por detrás ni por adelante, de modo que estábamos espalda con espalda.

Ellos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora