Detrás de los arbustos junto al arroyo, Hestia veía a las ninfas hablando entre sí, no muy lejos.
—¡Por los dioses!— exclamó una de ellas colocando su mano sobre su pecho.
——Mantén la voz baja o alguien nos va a escuchar—le reprendió la otra.
——¿El amorío de Dionisio? no es nada comparado a lo que oí sobre la diosa de la guerra.—Hestia abrió las hojas de la planta y trató de acercarse para escuchar mejor.
—¿Qué escuchaste?—preguntó otra de ellas expectante.
Durante unos segundos el silencio pareció durar una eternidad, la sonrisa de la ninfa aumentaba la tensión, y cuando empezó a hablar, lo hizo tan bajo que nadie a menos de un metro de distancia podía oírla. Hestia se sentó en la hierba verde y dejó escapar un suspiro de frustración. De repente se sintió rara y una sensación extraña se apoderó de su estómago, la sensación se detuvo cuando vio la figura de un dios acercándose a donde ella estaba.
—¿Qué haces aquí sola?—Preguntó Apolo, extendiendo una mano para ayudarla a levantarse.
Hestia se quitó el polvo de la falda mientras miraba el arroyo vacío.
——Solo estoy buscando a Athena.—Nunca he visto a Athena escondida entre los arbustos—la diosa abrió los ojos, la había visto haciendo algo vergonzoso.
—¿Me estabas espiando? —preguntó con el ceño fruncido.
—Si, así como tu espiabas a las Ninfas.—Apolo señaló el arroyo mientras observaba el rostro avergonzado de Hestia.
Lo ignoró y comenzó a caminar en dirección al Olimpo, no tenía sentido reclamarle cuando ella había hecho lo mismo.
—¿Estás enojada?—preguntó mientras la seguía. Pasaron detrás de un árbol de copa ancha y en un pestañeo aparecieron caminado por un sendero rocoso.
—No.
—Hestia.
Volvió a ignorarlo y se adelantó un poco. Entraron a las montañas del Olimpo, unos pocos pasos y se les apareció una puerta doble de gran magnitud, que si se miraba para arriba daba la ilusión de no tener fin. La diosa puso sus manos, una sobre cada hoja, pero antes de que ejerciera fuerza para abrirla, Apolo la agarró del brazo.
—¿Qué haces?
—Estabas buscando a Athena ¿no?—Hestia le sostuvo la mirada—Ella no está, fue enviada por Zeus a la colina de las plegarias.
—¿Qué?— Hestia lo miró incrédula— Imposible, es muy pronto.
—Si no puedes creerme, cruza esa puerta y pregúntaselo tu misma.
Después de pensarlo un poco, abrió la puerta que tenía en frente. Le tomó unos milisegundos acostumbrarse a la luz.
——Llegas tarde—dijo una voz en la habitación.
—¡Deberías haberme avisado!—Dijo mientras entraba y las puertas se cerraban nuevamente.
—Tus asuntos ya no me conciernen.
—¿Lo hiciste a propósito?
Zeus que le estaba dando la espalda se giró manteniendo sus manos detrás de él. Ahora sus ojos frívolos estaban puesta en la diosa mayor.
—No juegues con mi paciencia— Su expresión se endureció y a lo lejos se oyó el sonido de los truenos— después de lo que hiciste, sabías que perderías mi favor.
—¡Nunca quise que sucediera aquello!—Hestia bajó la cara y agarró el dobladillo de su prenda con ambas manos—fue solo un descuido...—.
—¡Tu sobre todos, no puedes descuidar tu deber! —El grito de Zeus hizo flaquear la determinación de la diosa—Esta vez no pienso ayudarte.
—Sabía la gravedad de mi error, así que no esperaba que me ayudaras como siempre—el fuego comenzó a arder ferozmente en la habitación —Sólo vine a darte un mensaje. No estaré aquí cuando ella regrese, dile que la estaré esperando ¿Puedes hacer eso?
Zeus no dijo nada, pero ella tampoco esperó una respuesta. Hizo una reverencia y se fue sin mirar atrás. Cuando regresó por el camino pedregoso, Apolo ya no estaba. Se sintió aliviada de no tener que dar explicaciones, porque ahora que estaba sola finalmente podía meditar sobre sus decisiones y al mismo tiempo escoger una que no perjudicara a nadie, incluyendola.
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ONLY WITH YOU |The Lost Canvas|
FanfictionEn el Siglo XVIII, Hestia reencarna en la Tierra para luchar junto a Athena y sus caballeros. Un pequeño inconveniente cambia el curso de la historia. Más mortal que nunca. Las espinas le desgarran el corazón y el Fuego hace arder su alma. ╴ ╴ ╴ ╴...