Capítulo 1

94 13 0
                                    

—Ji-hye, necesito un favor.

—No voy a cubrirlo en la reunión, señor —respondió su secretaria de forma contundente, incluso antes de que pudiese abrir la boca.

—No pretendía pedirte eso —se quejó Hongjoong.

Pero ambos sabían muy bien que eso no era cierto. Hongjoong tenía demasiada energía como para permanecer tranquilo en un lugar por más de dos horas, y esa clase de reuniones en particular eran las que menos le gustaban. Prefería estar en su propio espacio diseñando, o rodeado de telas, pinturas y accesorios.

—Entonces, dígame qué necesita más tarde —continuó antes de que pudiese intentar convencerla—. El señor Park y su representante están afuera.

Suspiró. Por supuesto, recordaba que tenían una cita programada exactamente a esa hora, y aunque probablemente sufriría cada segundo, no tenía intención de retrasarla por capricho. Sabía lo ocupados que estaban, y aún así se habían tomado la molestia de sacar tiempo en su agenda para esa reunión.

—No los hagas esperar más. Que pasen.

Ji-hye asintió y obedeció. Hongjoong hizo una mueca. Su parte menos favorita era tratar con modelos directamente, porque la mayoría de ellos eran vanidosos y desagradables. Había tenido malas experiencias en dónde realmente había querido gritarles por su actitud y renunciar. Por supuesto, había excepciones, pero eran escasas. Por esto, cuando la puerta de su oficina se abrió se preparó para mantener durante toda la reunión la sonrisa comercial que Mingi le había enseñado para esas ocasiones.

—Están aquí.

Hongjoong tuvo la sensación de que el tiempo se detenía, como si todo a su alrededor se mantuviese completamente estático a excepción del precioso ser humano que atravesaba la puerta de su oficina. Había oído hablar de la impresionante belleza que poseía el modelo Park Seonghwa, pero los rumores no hacían justicia a su verdadero esplendor.

No había nada que no fuese hermoso en él. Desde su cabello rubio con algunos cortos mechones cayendo delicados por su agraciado rostro, hasta esos magnéticos ojos con toda la galaxia en ellos. Y sus labios, esos perfectos labios comparables a pétalos de rosa, tan apetecibles a la vista, como si lo estuviesen invitando a perderse en su dulzura.

En sus ojos, Park Seonghwa era el reflejo de la perfección en ese mundo, una obra de arte que había llegado para iluminar su vida. Una persona hermosa que cautivaba con su presencia y le llenaba de gratitud por estar vivo en el mismo planeta.

—Él es quien será tu diseñador en esta temporada si está reunión va bien—hablo con humor una voz lejana. Hongjoong decidió que era completamente irrelevante.

Para cuando la más bonita creación de la naturaleza se detuvo frente a él y ofreció su mano, estaba seguro de que moriría en ese mismo instante. Hongjoong correspondió su saludo por instinto y extasiado descubrió la suavidad de su mano que parecía encajar perfectamente con la suya. No había manera de que su corazón siguiese funcionando correctamente con aquel glorioso contacto.

—Es un placer conocerle. Soy Park Seonghwa —le sonrió.

Fue una pequeña sonrisa de boca cerrada, y sin embargo fue suficiente para provocar un torbellino de emociones en Hongjoong, quien juró que la bonita voz de Seonghwa vino acompañada con un coro celestial de ángeles. La dicha que llenaba su corazón en ese momento era indescriptible.

—Créame, el placer es todo mío —dijo Hongjoong mientras acariciaba suavemente con su pulgar la mano de Seonghwa, demasiado embelesado como para percatarse de la mirada preocupada de su asistente—. Kim Hongjoong.

Koi No Yokan | SeongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora