× Prólogo ×

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Touya tenía un don

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Touya tenía un don.

Todo lo que el joven hace, le sale bien. Su vida siempre estuvo llena de privilegios siendo hijo de el alpha Enji Todoroki; un importante detective a cargo de varias compañías y de la omega Rei Himura; Ex diseñadora de moda tradicional en Tokio.

Y ambos padres con un extenso camino de generaciones puras en linaje.

Touya tenía todo lo que cualquier alpha quisiera: Poder, y una sangre tan pesada como para intimidar a cualquier alpha que creyera que tenía oportunidad de estar a su nivel.

El sabía que el dinero jamás le haría falta en su vida. Y desde muy pequeño entendió que su futuro estaba lleno de grandezas.
Pero por mucho que Touya es un alpha con una vida resulta, no significa que sus padres no busquen forjar un carácter y madurez digno de el.

Rei era una madre que a ojos de la sociedad, era una Omega amable, persuasiva y bondadosa. Pero dentro de la casa, Touya y su padre sabían que era un mujer de fuerte carácter y que a pesar de ser una Omega, sus palabras eran ley la mayoría de veces.

Touya sabía que su madre a pesar de ser una Omega era posesiva, territorial. Tener un doctor exclusivamente para la familia, dentro de la casa no era algo de que sorprenderse.

— Tu madre está molesta —comento el médico que atendía el rasguño en la mejilla del joven alpha—

— Pude imaginarme... —Bostezo el menor, ya familiarizado con el doctor, que bien lo vio llegar al mundo— Rompí con esa chica, la Omega de ojos verdes...

— ¿Olvidaste su nombre, Touya? —él rió y negó—

— Por supuesto que no, que tan pocas esperanzas me tienes —le miro. Una vez que el doctor termino de desinfectar su herida, Touya se acercó a un espejo para reacomodar el piercing de su oreja— Lua es una buena chica, pero es una Omega bastante intensa...

— Se llama Lya —el menor alzó los hombros— Touya, si quieres tomarlo simple, no metas a tus padres en problemas, la chica es hija de la mejor amiga de tu madre...

— No me lo recuerdes —solto un bufido— Se volvió loca cuando le dije que había terminado con ella —rodo los ojos—

Lya era una joven Omega de la edad de Touya, se supone que iniciaron una relación hace un mes. Pero Touya no parecía llevarse bien con la palabra monogamia y al parecer ninguno se los dos comprendía su concepto de relación romántica.

Cuando Touya termino con ella, a pesar de decirle que fue culpa suya, la chica se había vuelto loca y lo había abofeteado. El rasguño de las costosas uñas postizas  fueron un buen plus, debía admitir.

— Y te mereces esa marca y más por ser tan inmaduro —le remarcó su madre cuando lo miro quejarse por la herida— Deberías aprovechar de tener en tus manos a una omega de sangre tan fina como los Nakamura —rei expulsó vapor helado por sus labios—

— ¿Por qué estás tan desesperada por verme lleno de tus nietos?, no estoy interesado en absoluto —rodo los ojos, encendiendo un cigarrillo con su dedo indice—

— Tienes 27 años, Touya —su padre entro a la conversación, quemando por completo el cigarrillo de su hijo antes de que Touya pudiera dar tan siquiera la primera calada— Los hijos de mis socios más jóvenes que tú ya tienen una camada de cachorros, ¿Que haces desperdiciando el tiempo?

El joven alpha miro a sus padres, el aroma de ambos mezclados los hacia ver imponentes para el. Después de todo, seguía en el territorio de su padre; un alpha líder por naturaleza.

Sabía que no valía la pena discutir sobre ese tema nuevamente, le era imposible ganar ese debate cada vez que existía sobre la mesa y sus padres jamás darían su brazo a torcer para aceptar terminar la discusión.

— Bien, bien... —alzo las manos en silencio, declarando una redención— La próxima relación que tenga, será más tranquila y me comportare como un alpha maduro, ¿Felices?...

Ambos padres miraron con desconfianza al alpha, decía lo que querian escuchar. Pero no lo hacía con sinceridad.

 Pero no lo hacía con sinceridad

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Lluvia.

Dicen que después de la tormenta sale el arcoiris. Sin embargo, para Keigo, si dejaba de llover, el sol lo quemaría hasta hacerlo cenizas.

— ¿Cómo te sientes? —keigo miro sobre su hombro a un Omega azabache— Ya te haz levantado...

— James... Muchas gracias por ayudarme... —estornudo, mirando la sopa que le hizo— Aún estoy un poco adolorido...

— Si, lo comprendo, lo lamento mucho... —murmuro mirando al joven rubio comer— Tomate el tiempo que necesites, mañana algunos médicos vendrán de rutina, deja que te revisen, por favor...

— Si, entiendo... Gracias —miro al mayor retirarse—

Nacer como un Omega podían ser buenas noticias o muy malas noticias.

Por un lado, si naces como Omega en una familia decente, tienes oportunidad de tener una aspiración por ser alguien y si es posible, casarte con un buen alpha, tener cachorros y vivir una vida de ensueños.

Sin embargo, para otros, nacer como un Omega en una familia tan inestable y con los bolsillos vacíos, era un dominó de desgracias.

Y a lo único que alguien como Keigo podía esperar ser, era que alguna pareja alquilará su vientre.

Los refugios eran un buen apoyo para la gente como el. Sin embargo, keigo sabía que sin importar que tan decente y educado fuera, cuando saliera de ahí, todo sería lo mismo nuevamente. Nadie quiere un Omega "usado".

— Joder... —suspiro pesadamente, mirando hacia la ventana—

Dejo de llover.

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Hellooooooo

Tremenda sorpresita, creyeron que me petatee?

Casi, pero no 🫵

(Perdonen las faltas de ortografía)🩷

☆ Loser Boy ☆ ||Dabihawks|| (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora