𝐏𝐀𝐈𝐍𝐓 - h. potter

0. 𝗭𝗘𝗥𝗢 - 𝒑𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆

En la torre norte de Hogwarts, a una distancia de cinco pasillos de la trampilla que dirigía al aula de clases de la profesora Sybill Trelawney, se encontraba un pasillo casi que oculto, muy bien camuflado entre la piedra del castillo. Al atravesar por este, se encontraba una puerta de metal, simple, polvorienta y olvidada.

Una puerta que una vez cerrada hace varios siglos atrás, no pudo ser abierta nunca más. Ni siquiera por Albus Dumbledore, quien intentó hasta el hechizo más imposible con tal de abrir aquella puerta y descubrir el tesoro dentro de ella.

Una puerta que con el tiempo fue olvidada y de la cual, nunca se supo qué tesoro escondía dentro de ella.

O eso, hasta que un exasperado y fastidiado Harry Potter se dirigía con enfado hacia el lugar. Sin ser consciente de las vueltas que daba, las escaleras que subía y bajada o las direcciones a las que daba vuelta, el chico de ojos verdes se topó con aquella vieja y polvorienta puerta de metal. No dudo ni un segundo y tomó el picaporte, le dio vuelta y entró a la habitación.

Harry Potter en ese momento no entendió lo que significaba el haber logrado entrar a aquella habitación que estuvo sellada por siglos. De hecho, es muy probable que ni siquiera estuviese enterado de que aquella puerta estuviera sellada en algún momento.

El chico se encontraba irritado por las constantes peleas entre sus dos mejores amigos que buscó un lugar para pasar el tiempo a solas y tratar de relajarse un poco. Su cabeza estaba tan nublada que no pudo prestar atención al entorno o el nuevo lugar que había descubierto, no hasta que tomó asiento dejándose caer en un sillón polvoriento que lo hizo toser por todo el polvo que soltó.

— ¡Mierda!

Harry Potter comenzó a toser por todo el polvo respirado. Tapó su nariz y comenzó a sacudir el polvo de aquel viejo sillón hasta que lo encontró decente para volver a tomar asiento. Fue entonces que finalmente miró a su alrededor y se dio cuenta que se trataba de una habitación bastante... vieja.

Había muebles que se notaba a simple vista ser de otra época, había polvo por doquier, un gran librero que acaparaba la mitad de la habitación, libros viejos, candelabros de velas por doquier, alfombras igual de polvorientas, una antigua mesa de estar y enfrente suyo, un enorme retrato de una hermosa joven.

El chico al instante hizo contacto visual con el retrato de aquella joven que parecía ser de su misma edad, de cabello cenizo y largo, usaba un vestido negro muy elegante y su cuello estaba adornado de joyas que tenían toda la pinta de ser exageradamente caras. Entre sus manos sostenía un libro al que no se le podía leer el título. Tenía un fondo negro y vacío.

Algo hubo, que Harry Potter sintió un enorme escalofrío recorrer su espalda al verla ahí, con una expresión tan serena pero con sus ojos expresando sufrimiento.

"¿Qué lugar es este?" Se preguntó, observando a su alrededor.

Después poca importancia le dio al lugar y simplemente se quedó ahí, pensativo y dejando pasar el tiempo hasta que fue la hora de su clase de adivinación.

Se puso de pie, dio un último vistazo a la habitación, luego al retrato... y abandonó el lugar, cerrando la puerta detrás suyo.

Finalmente la joven del retrato pestañeó y observó la puerta por la cual había salido aquel chico de ojos verdes.

Se quedó sorprendida... ¿cómo era posible que finalmente alguien hubiera logrado entrar a la habitación?

Después de siglos sellada, después de siglos en soledad, sin escuchar, sentir, ver alma alguna en aquel lugar... sintió esperanza.

¿Pero y si finalmente se estaba volviendo loca? Aunque... debió haberse vuelto loca cinco siglos atrás cuando fue encerrada en aquel cuadro, no tendría sentido alguno haber empezado con la locura justo ahora.

Las incógnitas pasearon nuevamente por su mente, preguntándose si aquello solamente fue producto de su poca imaginación o si de verdad alguien finalmente entró a la habitación, o si en algún momento regresaría.

Aquel día por fin, luego de siglos, Selene dejó que la esperanza se instalara en su corazón.