Pʀᴏ́ʟᴏɢᴏ

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Pʀᴏ́ʟᴏɢᴏ


Rhaenyra a penas y podía dormir, después del nacimiento de sus pequeños gemelos dormir le era imposible, más sin embargo aquella noche en la fortaleza roja por una extraña razón sus pequeños habían caído en un profundo sueño, como era de costumbre su esposo Leanor no se encontraba en la habitación, cosa que a ella le parecía bien, tenia a sus hijos y eso era lo unico que le importaba por el momento.

Soltó un pequeño suspiro y cuando se disponía a dormir unos pequeños llantos la alarmaron, no eran sus pequeños, estos parecían ser lejanos, apenas y un eco llegaba a sus aposentos, algo se removió en el pecho de Rhaenyra, una incomodidad incluso se podria decir que tristeza.

—Debe ser una maldita broma—. Sus manos jugaban entre sí, ¿No podía tener una noche de descanso?—. ¿Y si se despiertan?—. Miro a sus pequeños y seguían durmiendo tranquilos.

Soltó un suspiro y se dispuso a salir de sus aposentos—. ¿Esta todo en orden?—. El guardia pregunto viendo al interior de la habitación con la palma de su mano lista en su espada.

—Esta todo bien, no se preocupe, iré a ver a mi padre, por favor si los gemelos se despiertan puede llamar a una doncella—. El guardia asintió y ella se dispuso a buscar aquellos llantos desesperados que inquietaban su corazón.

No sabía el por que lo estaba haciendo, solo quería calmarlo, tal vez por el echo de que ella ya era madre y no soportaba los llantos, en especial si se escuchaban como el pequeño Aegon lloraba en ese momento, sus pies se detuvieron enfrente de la habitación, sus llantos eran tan fuertes que incluso se podían escuchar a través de aquellas paredes gruesas. Sin siquiera tomarse el tiempo de pensar en que hacer sus ojos y sus manos se dirigieron a la pequeña cuna qué se encontraba en la habitación.

—Shh...—. Aegon la miro con las mejillas y su nariz roja, sus labios formaban un pequeño puchero y sus ojos contenían más lágrimas. El corazón de Rhaenyra se quebro, estaba solo sin nadie a su al rededo—. Aquí estoy pequeño dragon.

—Mami...—. Rhaenyra sonrió tomando al pequeño Aegon en sus brazos tratando de calmarlo, lo mecio dándole pequeños besos en la frente.

—No volverás a estar solo de nuevo mi pequeño hermano—. Dijo viendo sus pequeños ojos violetas, y aún que Rhaenyra no sabía con certeza lo que decía, sabía que esas palabras serían una promesa a su hermano.

Se sentó en el alféizar de la ventana viendo la fría noche, tenía a Aegon aún en sus brazos, sonrió viendolo con ternura, le dió un beso en la frente y siguió mesiendolo por unos minutos más, hasta que se dió cuenta que el pequeño había caído en un sueño de nuevo.

Coloco a Aegon de nuevo en su cuna viendolo dormir, sus gemelos habían nacido con el cabello color castaño y sus ojos color marrones, en cambio Aegon tenia el cabello blanco platinado y ojos púrpuras, amaba ambas combinaciones.

Cᴏɴᴛʀᴀ ғᴜᴇɢᴏ ʏ ᴍᴀʀᴇᴀ-Lᴜᴄᴇʀʏs Vᴇʟᴀʀʏᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora