★capítulo 2☆

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Isa

Me miro al espejo revisando otra vez mi ropa. Me cambié el vestido por unos jeans holgados con roturas en las rodillas, una musculosa blanca y una campera beige que me llegaba a la cintura. Tengo algunos collares y ate mi pelo rojizo en una colita alta.

Nada muy diferente a lo que llevo normalmente, pero no quiero llegar a la cocina y que mi mamá al verme me diga que me cambie.

Mi celular, que está arriba de mi cama, suena con una nueva notificación. Cuando lo reviso veo un mensaje de Leo, mi mejor amigo, que me pregunta si le puedo pasar la tarea porque él no entiende nada.

Aunque él no entiende lo que no quiere, porque en realidad a Leo se le dan mejor casi todas las materias. Respondiéndole que se lo voy a pasar después, agarro mi cartera y guardo mi teléfono en el bolsillo trasero del jean.

Apago la luz de mi habitación y cruzo el pasillo, para después bajar la escalera y llegar a la sala de estar. Donde encuentro a mi papá que está mirando la tele en el sillón.

Mi papá tiene 45 años que se reflejaban en su cabello azabache algo canoso, algunas arrugas de expresión cerca de sus ojos y su frente. Él era alto, pero siempre se quejaba de que tenía un poco de panza por trabajar de sentado todo el tiempo, aunque también era por las abundantes porciones de postre.

-¿Y mamá? -Le pregunto para llamar su atención.

-Se está terminando de preparar. En cinco nos vamos. -Dice, aburrido.

No contesto y me siento al lado suyo. Un ratito después se escuchan los pasos que vienen desde su habitación hasta la sala de estar.

-¿Ya están listos?- Pregunta mamá mientras guarda su celular en la cartera.

-Sí. -Dice papá. Apaga la tele, se levanta del sillón y sale por la puerta principal, sin siquiera mirar a mamá.

Yo me doy vuelta para mirarla, lleva unos jeans, unas botas y el suéter azul que le regalamos papá y yo para su cumpleaños el año pasado. Tiene el cabello pelirrojo ligeramente más oscuro que el mio suelto, pero ella con las raíces aclarándose. Las arrugas de su cara no son tan visibles como las de papá. Aunque tenían un año de diferencia.

Ella observa como papá sale de la habitación, cuando él se pierde de vista ella suspira, luego me mira a mi y me da una sonrisa débil que no llega a sus ojos verdes.

En otro momento, estoy segura que papá la hubiera mirado a mamá y no habría perdido la oportunidad de decirle algún cumplido. Pero los tiempos, al parecer, cambiaban.

-¿Vamos a ir en el auto? -Pregunto, intentando captar su atención.

-Sí, le dije a tu padre, que en realidad no hacía falta. Pero no, él jamás me escucha. Es al pedo mover el auto -Dice mamá mientras va a la puerta y sigue hablando sola.

Suspiro, porque reproches de esos escuché mil veces. Me levanto del sillón y salgo de la casa para ir al auto, aunque es cierto que nuestra casa esta casi al lado de la casa de Eric.

[★~★~★]

Estacionamos el auto y papá toca la bocina. Laura, la mamá de Eric, sale al patio con una gran sonrisa y con los brazos abiertos, lista para abrazar al primero que pudiera.

Miguel, el padre de Eric, sale del patio de atrás de la casa con un delantal que dice "Soy el mejor parrillero".

Desde que Laura y Miguel se habían mudado al barrio, se llevaron bien con mis padres casi al instante. Después Eric y yo fuimos juntos al mismo jardín de niños, nos hicimos amigos y eso fue como una excusa para que ellos se hicieran amigos. Y ya habían pasado más de 10 años desde entonces.

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⏰ Última actualización: Jul 28 ⏰

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Una Pésima Decisión AmorosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora