꧁ LAST FRIDAY NIGHT -݈ ˢᵗʳᵃʸ ᵏⁱᵈˢ *

〖 ０１ 〗

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Se despertó por el dolor: un golpe terriblemente certero, directo a sus testículos.

«Gato de mierda...» pensó Jeongin, apretando los párpados y cerrando las piernas. Una vez más, el gato de su mamá había saltado arriba suyo.
Cada día estaba más convencido de que ese animal lo odiaba tanto como para querer dejarlo sin descendencia.
Y todo porque le había pisado la cola, sin querer, hace... casi cinco años.

Parpadeó un poco y volvió a cerrar los ojos, la luz brillante de la mañana le quemaba la vista.
¿Se había olvidado de bajar la persiana antes de irse a acostar?
Era posible, considerando que ni siquiera podía acordarse de cuándo o cómo había vuelto a casa después de la salida con Seungmin.
¿A dónde habían ido...? ¡Ah, sí! A la casa de Minho, por su cumpleaños.

Una joda tremenda, a juzgar por la forma en que Jeongin sentía que le iba a estallar la cabeza.

Se recostó sobre su lado izquierdo y flexionó las rodillas, haciéndose bolita bajo la sábana. Llevó las manos hasta su entrepierna, como si tratara de proteger esa zona sensible y... ¿expuesta?
¿Cómo?
¿Por qué no estaba usando... nada?
A ver, una cosa era no tener remera. Eso no era raro para él: de vez en cuando prefería dormir con el torso descubierto, especialmente en los meses de verano, cuando el sudor hacía que la tela se le pegara de forma muy incómoda a la piel y el ventilador de pie que tenía en la pieza no era suficiente para ayudarlo.

Pero... ¿y la otra mitad de su cuerpo?

Generalmente dormía con un shortcito Adidas viejísimo al que su mamá siempre le tenía que andar cosiendo algún agujerito nuevo, aunque podía descartarlo en caso de calor extremo (si sentía que se estaba cocinando vivo) o si se acostaba muy tarde y le daba pereza ponérselo.

Lo que nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia podía permitirse era dormir sin bóxer.

¿Qué persona en su sano juicio dormía sin nada, como Dios lo trajo al mundo, dejando a su “amigo” como una presa fácil para los gatos rencorosos, el Diablo y cualquier otra entidad maligna que quisiera lastimarlo?

Jeongin no, por supuesto, porque no era estúpido.

Así que, ¿dónde estaba su ropa?

Estaba a punto de levantarse para averiguarlo, cuando un peso se removió detrás de él, entre quejidos somnolientos, y envolvió su cintura con un brazo cálido que hizo que Jeongin notara por primera vez lo fría que estaba su propia piel. Casi helada.

Por medio segundo, pensó, relajándose, «ah, es Seungmin». Los dos eran mejores amigos desde el jardín, no era raro para ellos compartir cama de vez en cuando, en especial después de una joda.
Pero su cuerpo volvió a tensarse, tan rápido como se había relajado, al pensar en el pequeño detalle que cambiaba por completo las cosas.

Estaba desnudo.

Esa parte no era normal.

Él y Seungmin nunca se habían visto... así.
¿Se habían medido la pija para ver quién la tenía más grande? Sí. Y Seungmin todavía se burlaba de él de vez en cuando.
¿Minho los había convencido de probar la paja grupal? Sí. Y al final ninguno se animó a tocarse, así que Jeongin dijo «qué pelotudez» y sacó el video porno pedorro que Minho había elegido.
Pero en ambas ocasiones tenían toda la ropa puesta, solo se habían bajado un poco los pantalones y la ropa interior, así que no era lo mismo. No contaba.
Y ni siquiera se habían mirado. Tenían entre trece y quince años, las inseguridades a flor de piel. Estaban nerviosos, demasiado ocupados preocupándose por la mirada del otro como para echar un vistazo.