El amor es el sentimiento más puro e inocente que existe, solo debes tener cuidado a quien se lo entregas, a veces son lobos disfrazados de cordero -Lucifer-
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La oscuridad es sofocante, te hace perder la noción del tiempo que llevas acompañado del frío viento que hay aquí, carcomiendo cada centímetro de tu cuerpo hasta doler los huesos, en este momento eh odiado ser un inmortal y deseando con codicia que un arma angelical traspasará mi adolorido corazón. El sin fin de preguntas inundaba mi mente, nublandose en medio de un ¿por qué?, el ser al que le entregué mi alma en su absoluta lealtad, como aquel pasado angel inocente con una amplia creatividad y curiosidad, termino siendo traicionado por lo que más querida, repitiendo la historia.
Desafiante ante la divinidad y castigo impuesto por la eternidad, me entregué al sentimiento más puro existente, amor, con mi corazón casto lo ame sin escrúpulos alguno, siendo devuelto el frio y puzante dolor del engaño.
El puzante dolor de mi espalda me doblegaba hacia el arrepentimiento, mi orgullo fue arrancado de raíz llevándose consigo la poca pureza que aún guardaba como serafín dejándome sin existencia alguna más que un patético diablo. Lo único que aguarda mis deseos en estos momentos es el hecho de que mi hija y los demás estén fuera del alcance de sus garras, solo así, puedo decir que puedo soportar todos sus macabros juegos, como el ratón atrapado entre el veneno muriendo lentamente.
Mi corazón aprisionaba contra mi pecho en un vuelco de emociones —esto es doloroso…
—Gratificante — exclamó, el resonar de sus pasos me hacían temblar involuntariamente haciendo que me arrulle entre mis brazos, es la sensación de temor mas pura.
La cadena apareció en mi cuello siendo alada con brusquedad logrando que lo mirara, no, ver sus ojos con tanto odio hacia mi, retorcia mi pecho ¿Cómo es que logro esconderlo en todos estos años? O ¿fui yo quien ciegamente no lo vi? — Mi amado rey.
El ardor en mi garganta volvió, no podía llorar, mi orgullo ha sido más que pisoteado y mis retinas quemaban de tanto llanto recurrente, solo me quedaba tragar saliva apaciguado el desbordamiento de emociones — ¿por qué me hiciste esto a mi….? — su sonrisa se torció en grandeza, disfrutaba verme así postrado a sus pies, sigo siendo débil ante el y me odio por eso.
Mi amor aún sigue intacto y no tengo nada que hacer ante el...
—Aún no lo entiende, su alteza — envolvió la cadena en su mano arrastrándome hasta el borde de los barrotes, clavando sus garras a mi cabello termino por alzarme mirándolo de frente — te necesito vivo, solo así podre entrar a los tres reinos.
—No…te dejare…
—Hablas demasiado y tienes nulo actuar — me lanzó a un costado, como trapo viejo y desechado.
—Podre ser un fracaso de rey, pero, como entidad superior, protegeré lo que este a mi alcance… — su carcajada resonó en todas partes.
Si ser se retorcía aumentando más su gracia en mis palabras, solo temblaba sintiendome aun mas pequeño, aún así no dejaba mi firmeza de lado.