Ona Batlle I💙

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Hoy me tocaba cuidar a mi hermana de 6 años. Mi hermana había seguido mis pasos de ser futbolista desde que era pequeña, por lo tanto, amaba ver los partidos del Barça y aún más si era del femenino.

Yo jugaba en categorías inferiores del Espanyol femenino. Esperaba alguna vez poder subir al primer equipo femenino y junto a eso, intentar jugar en primera división.

Su jugadora favorita era Ingrid y la mia era Ona, así que aprovechamos que ese día hacían un meet & greet para irnos a la capital catalana a conocer a nuestras jugadoras favoritas.

—Emma, cariño, ya vamos tarde—dije entrando a la habitación de la pequeña.

—No se que camiseta ponerme—habló poniendo un puchero.

Si, con 6 años que tenía, era tan presumida que quería escogerse la ropa ella misma y la verdad, no lo hacía nada mal.

—¿A ver, entre cuáles estás?—dije cogiéndola con un brazo.

—O la de Ingrid azul o la que tiene mi nombre—dijo señalándolas.

—Yo me pondría la de Ingrid así te la firma.

Ella me miró y asintió con la cabeza. Yo la bajé de mis brazos y la ayudé a ponerse la camiseta. Por último le di la chaqueta para que se la pusiese.

—¡Mamá, salimos ya!—avisé a mi madre que estaba en la cocina preparando la comida.

Si, tenía 20 años y seguía viviendo con mis padres, pero es que no me daba la vida para independizarme. Entre la universidad y los entrenos de fútbol, no tenía tiempo de nada, a penas me daba tiempo de dormir un par de horas. Ahora como que estábamos de vacaciones de Semana Santa, podía dormir todo lo que quisiese.

Después de asegurarme que Emma tenía el cinturón atado, me dirigí a la parte delantera del coche para ponerme rumbo a Barcelona. Como había dicho antes, ya íbamos tarde porque eran las 16:30 y si no llegabas ahí a las 17:00 ya te podías ir despidiendo de entrar.

Además que desde Cardedeu a Barcelona había media hora, así que para intentar llegar a tiempo, me pasé un poco los límites de velocidad. En barcelona centro estaba todo petado de coches, como siempre, así que me metí en el primer parking que encontré a ver si habían plazas de coche. Por suerte había una, así que aparqué mi seat Ibiza blanco lo más rápido que pude y salimos.

Iba por la calle con Emma en brazos, siempre que veníamos a Barcelona lo hacía. Me daba miedo que se encantase mirando algún escaparate de alguna tienda y se nos perdiese.

—Cariño, no sé si llegaremos a tiempo...—le avisé para que se fuera preparando.

Ella me miró triste y yo la abracé.

A los pocos minutos ya estábamos en la cola para entrar.

El tiempo iba pasando y yo y Emma empezábamos a desesperarnos cada vez que la cola y el tiempo avanzaba. El evento solo duraba de 18:00 a 19:00 y ya eran las 19:50. Estábamos muy cerca de la entrada, para que mentir. Yo aún tenía un poco de confianzas de que lograríamos entrar.

El de seguridad llamó al último grupo que entraría a la sala donde se hacía el evento. La gente fue entrando y en el momento que yo me pensaba que íbamos a entrar, el señor de seguridad nos dijo que ya no podían entrar más personas.

Fútbol femenino, one shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora