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Cuando volvieron a la casa fueron directos a su habitación y aprovechando que estaban solos se tumbaron los dos en la cama de Juanjo, abrazados y haciéndose caricias sin necesidad de decir nada más.

-¿Te importa si voy a la ducha? — preguntó Martin

-Que va, ves tranquilo — con eso Martin se levantó cogiendo el pijama y yendo al baño 

-¿Puedo pasar? — preguntó María, asomándose en la puerta

-Claro, también es tu habitación — contestó Juanjo sentándose bien en la cama — ¿qué pasa? — pregunto cuando su prima se sentó a su lado 

-¿Te puedo hacer una pregunta? — Juanjo asintió — ¿tu crees que está mal que a una chica le gusten las chicas y a un chico los chicos?

Juanjo abrió los ojos sorprendido, se esperaba cualquier cosa menos esa, pero solo con verle la cara a su prima supo que era un tema importante para ella. Notaba sus manos temblando y como ella las miraba para evitar mirarle a el.

-No, no está mal — respondió el

Fue en ese momento que su prima levantó la mirada y lo miró. Y el se dio cuenta de que lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos, ese fue el impulso que necesitaba para abrazarla.

-¿Porque me lo has preguntado? — susurró separándose

-Porque todos en esta casa dicen que está mal pero yo no creo eso, no se siente como si estuviera mal. — confesó — y creo que eres a la única persona con la que podía hablar de esto

-¿Te gusta una chica? — su prima asintió — ¿quieres que te cuente algo? — ella volvió ha asentir — Martin no es mi amigo, es mi novio

-¿Enserio? — preguntó la chica sorprendida

-Pero no se lo puedes decir a nadie, ¿vale?, solo lo saben mi madre y mi hermano

-Porque los demás piensan que no está bien, ¿verdad?

-Exactamente

-¿Fue por eso por lo que te fuiste a Madrid?

-En parte sí. Yo necesitaba salir del pueblo y los estudios fueron la excusa perfecta. Podria haberme ido perfectamente ha Zaragoza, pero necesitaba alejarme, lo hablé con mi madre, que en ese momento era la única que sabia que a mi me gustaban los chicos, y me dijo que ella me apoyaría en todo lo que hiciera. Así que decidí irme a Madrid, y te puedo asegurar que no he tomado una mejor decisión en mi vida.

-¿Fue duro aceptar que te gustaban los chicos?

-Si, al principio piensas que hay algo mal en ti porque era lo que siempre había escuchado en casa y al final acabé hablándolo con mi madre, lo cual me costó horrores, y ella me dijo que no estaba mal. Pero aún así nunca pude ser feliz del todo y supe que si quería crecer tenía que irme así que me fui.

-Una vez allí supongo que todo cambio

-Si, pero no te creas que es fácil eh, sigues teniendo continuos pensamientos en tu cabeza, te sigues escondiendo y es duro pero yo puedo dar gracias a que me pude permitir buscar ayuda psicológica y además que encontré un entorno que me apoyó en todo momento y eso hizo todo el proceso mucho más fácil.

-¿Allí conociste a Martin?

-Si, pero pasó un año hasta que lo conocí. El fue como el último empujón que necesitaba para ser completamente libre — fue en ese momento que la puerta del baño se abrió y Martin salió con el pijama y el pelo mojado.

Juanjo sonrió inconscientemente, Martin estaba guapísimo aunque estuviera en pijama y no podía apartar la mirada de él, sus amigos a veces bromeaban con eso diciéndole que se le iba a caer la baba, pero él no podía resistirse.

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