3. Looking for a job...

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Unos sonidos fueron los causantes de mi despertar.
Al abrir los ojos me encontraba desubicada, supongo que pensaba que al despertar solo habría sido una pesadilla y volvería a ver la cara de mi abuela con esas horribles galletas de coco que siempre se esmeraba en hacer y perfeccionar, pero que nunca conseguía que le salieran bien.


- Señorita, mueva el vehículo, por favor - indicó un hombre golpeando la ventanilla de la parte donde me encontraba durmiendo, la del conductor.

- ¿Qué? - murmuré aún medio dormida y desubicada completamente.

- Se encuentra usted estacionada en un sitio público, le pido que mueva el coche - repitió el hombre del bigote con paciencia.


Abrí la puerta de mi lado para salir y poder hablar con él cara a cara sin un cristal por el medio.


- Lo siento, ayer me perdí y no sabía como volver a la carretera principal. Antes de entrar en La Reserva pude leer en un cartel el nombre de Forks... ¿Podría indicarme como llegar? -.


El hombre del bigote me dio una serie de indicaciones con las que pude llegar a Forks y, aunque no se apreciase gran cosa a simple vista, decidí estacionar para poder recorrer el pueblo y tal vez encontrar un trabajo o un sitio en el que quedarme.

En la segunda petición (encontrar un techo) no hubo suerte pero referentemente a la del trabajo, sí.

Me encontraba paseando buscando carteles de "se busca empleado" sin mucho éxito hasta que miré a la puerta de una cafetería y ahí se encontraba, por lo que decidí entrar y encaminarme hacia una señora de avanzada edad.


- Buenos días, señora - saludé de forma cortés.

- Hola querida, dime como puedo ayudarte - ofreció amablemente la anciana aún sin mirarme.


Era de estatura media aunque disminuía al estar levemente inclinada hacia delante.
Su pelo se encontraba recogido en una especia de moño despeinado pero no demasiado, lo justo para darle un aire relajado pero profesional.
Su delantal era de un estampado de fotos de la Reserva.


- En la puerta hay un cartel que indica que busca camarera y me preguntaba si aún la necesita -.


La anciana me miró y su expresión denotó asombro.


- Nayeli... -.


Se encontraba con la boca y los ojos abiertos como si hubiera visto un fantasma.


- ¿Qué? - quedé igual sorprendida ya que era la segunda persona que conocía a mi abuela en menos de 24 horas.

- Eres igual a ella... - murmuró.

- Creo que me confunde... Será mejor que me vaya - dije rápidamente saliendo por la puerta del local casi a punto de correr.


Corría por la calle tan rápido como mis piernas me permitían sin mirar atrás.

¿Por qué casi todo el mundo conoce a mi abuela?

¿Por qué me sentía como una extraña?




MAGGIE (Manada Quileute)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora