Parte I

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Advertencias: Universo Alterno (Mundo Moderno), Leemon/Smut (o como le llamen), posible Ooc y situaciones medio raras.

Shipp: Genkana (GenyaxKanata)

Clasificación: M+

Género: Romance/Comedia ligera

Personajes: Genya Shinazugawa, Kanata Ubuyashiki, Familia Ubuyakishi, Naho Takada, Aoi Kanzaki.

Disclaimer: Los personajes son propiedad de su respectivo creador, algunas referencias tomadas de un programa de medicina (je, je), y otro fic Genkana.

Aclaraciones: Genya tiene veintinueve y Kanata veintiuno. Leer solo bajo su propia responsabilidad. Y por favor, tómenselo con calma que me costó muchísimo escribirlo y publicarlo también.


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Alergia
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Kanata entró a su departamento ignorando la picazón en su cuerpo a favor de concentrarse únicamente en la bolsa que sostenía en sus manos. Un gemido brotó de sus labios cuando la sensación punzante se hizo demasiado fuerte para soportar y en un movimiento rápido colocó sus cosas junto a la bolsa sobre la mesa cercana–la de la sala–y caminó rauda hasta el baño de su habitación.

Tan pronto se retiró las prendas y estuvo bajo la regadera, con frías gotas de agua mojando su piel ardiente, suspiró con alivio.

Había aguantado todo el día ese martirio, resistiendo constantemente las ganas de rascarse para no dañar su piel sensible, fue casi un placer sentir que el ardor se calmaba, aunque fuera ligeramente.

Aprovechó su desnudes para examinar su cuerpo, notando que tenía algunas irritaciones prominentes.

¿Qué le habría causado tal cosa?

La comezón había empezado por la mañana en la universidad, a lo mejor alguien le echó algo encima sin que se diera cuenta, empero eso no era algo que ella pudiera asegurar.

Mientras el agua fluía, intentó echarse el cabello hacia atrás-para evitar tomar la esponja y frotarse-pero algunos mechones quedaron enredados en las sortijas de su mano izquierda, fue una pequeña lucha la que tuvo que hacer para soltar sus hebras sin necesidad de romperlas y cuando lo logró, fijó sus orbes ciruelas en las sortijas que adornaban su dedo anular.

Después de siete semanas de casada aún se estaba acostumbrando a la existencia de aquellas alianzas que descansaba en un mismo dedo; una de compromiso y otra de matrimonio.

Todavía sentía que estaba viviendo un sueño hecho realidad.

Genya había regresado después de cuatro años y había cumplido su promesa de tomarla como esposa. Aún podía recordar aquella llamada que le había hecho, tiempo atrás, asegurando que tan pronto regresara se casaría con ella.

Y lo había hecho, después de seis meses de noviazgo. Se habían casado por todas las leyes.

Kanata no podía decir que no era feliz, porque realmente lo era, se sentía como la persona más dichosa sobre la tierra con su matrimonio, aunque ella estaba consiente que decir aquello era un poco precipitado; su vida matrimonial apenas estaba empezando, los dos todavía estaban adaptándose a la convivencia juntos y bueno, también concentrándose en apaciguar las llamas de lujuria.

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