00 | El principio de todo

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➳Eros Gallagher

Para iniciar una historia siempre hay que empezar por el principio ¿no?

Bueno, mi nombre es Eros. Eros Gallagher. Y hace aproximadamente veintidós años que a mis padres les pareció una genial idea ponerme el nombre del Dios del Amor.

Aunque actualmente me parece un nombre espectacular y único, si tengo que admitir que durante muchos años lo odiaba. En especial la parte de presentarme porque el noventa porciento de las veces tenía que repetirlo, o explicar que mis padres no eran frikis de la mitología, o fingir que no veía las caras de "wtf este niño" de la gente.

Pero bueno, con el tiempo aprendes a convivir.

Bueno, al punto.

Si estoy contando aquí mi historia no es porque me moleste mi nombre o porque simplemente esté haciendo tiempo antes de clases. Es porque en serio estoy metido en un gran dilema. Y cuando digo gran... es GRAN dilema.

Para entender bien el contexto tenemos que ir hasta unos cinco o seis meses atrás. Se podría decir que fue mi evento canónico pero yo prefiero llamarlo mi gran bocota.

En esta historia intervienen tres personas además de mí así que una rápida presentación... Choose your fighter:

Lily Kim: una chica muy especial. Mitad americana, mitad coreana así que sus rasgos asiáticos se pueden notar a kilómetros de distancia. Muy hermosa y para nada tímida. Siempre tiene una palabra o un comentario por decir y jamás se queda con la boca cerrada. Realmente muy valiente,  ella usualmente cuenta como toda la secundaria la habían menospreciado por su etnia pero eso, en lugar de marginarla o hacerla sentir menos, la impulsaba a cerrar todas las bocas que tuviese por cerrar.

Thomas Lewis: un verdadero niño de papi. Un pelirrojo que vaya a donde vaya, siempre va a llamar la atención. No solo por su pelo, sino también por su carácter. Sus padres son los dos abogados más importantes de la ciudad. Y eso, sumado a que es el único hijo de la pareja, da como resultado al Lewis más insoportable -en sentido cariñoso- que podía existir en toda la cuidad. 

Cassidy Mount: algo así como la unión entre Thom y Lily. Ella es la paz del grupo y una persona que cree mucho en las energías. Odia los gritos, las peleas y su frase más recurrente es "No dejes que eso arruine tus buenas vibras". Por cada trabajo o parcial que tenemos, nos obliga a pasar por su ritual en donde limpia nuestro aura porque "Si quieren tener malas energías es mejor que se vayan a rendir lejos de mí". Ella es algo así como la mamá del grupo. Ama cuidarnos y los consejos que nos da la hacen ver como si tuviese ochenta años de edad.

Ellos tres eran como mi familia. Sabía que llevaban solo un par de meses conociéndose  pero definitivamente ya podía considerarlos mis amigos. Nos encantaba estudiar, juntarnos a ver películas, salir algunas noches, pero por sobre todas las cosas nos encantaba el chisme.

Podría decirse que toda esta historia comenzó por eso; el chisme.

Me arrepentí al segundo de contarles que en su secundaria me mandaban cartas anónimas para contar sus enamoramientos y desenamoramientos. Porque para el otro día, Thomas había llevado su computadora y nos había mostrado la increíble, y quiero recalcar Increíble página que había diseñado para tener todos los chismes de la universidad.

Era una página que destacaba por sus tonos rojos y rosados te llevaban de modo inmediato al 14 de febrero. En el medio de la página se hallaba un cartel enorme que decía "Hazle tu consulta anónima al Dios del Amor" y por debajo de esto, dos campos; uno para completar con tu nombre y otro con tu consulta.

Estábamos los tres restantes en la mesa con la boca abierta porque en serio lucía genial.

—¡Wow, Thom! ¿Tu hiciste esto? —preguntó Cassie totalmente asombrada por la destreza que tenía el pelirrojo para armar una página de un día para el otro.

Lily estaba el triple de asombrada pero antes de que pudiera hablar Thom completó el primer espacio con su nombre y el segundo con un "Holi", presionó un cuadro con la palabra "enviar". Enseguida mi celular vibró en la mesa y cuando lo desbloqueé tenía una notificación que decía "Thomas tiene una consulta: Holi". Con Cassy y Lily nos miraros sorprendidos y Thom solo atinó a decir; —Ya sé como mantener tu lengua quieta, Lily.

La coreana en seguida cambió su cara a una de enfado y pronunció; —Te iba a felicitar por tu increíble trabajo pero la verdad es que eres tan tonto que no lo haré.

—Ay, Dios. Hoy no podré dormir porque Lily Kim no me felicitó. —mencionó sarcástico.

—Diculpame Lily pero yo si te voy a felicitar, —habló la morena dirigiéndose a Lewis e interrumpiendo la guerra de miradas entre los otros dos. —¡Thom esto es genial! ¿Cómo lo hiciste en un día?

—En una noche, para ser exactos. —corrigió. —¿Tú que piensas? —preguntó observándome como si quisiese leer mi mente. Parecía algo nervioso.

—La verdad tu trabajo es increíble.... —comencé. —Pero, primero y principal, Eros no es el Dios del Amor. Y segundo, ¿Crees que la gente le contará sus cosas a un desconocido? 

Una maldita semana había bastado para cerrarme la boca. Los primero dos días solo había recibido un par de consultas que eran todas de mis amigos cercanos. Pero un pequeño anuncio en el diario escolar había cambiado todo. Al tercer día había recibido cerca de cincuenta consultas y para el cuarto mi celular estaba que explotaba de tantas notificaciones.

Durante las primeras semanas había sido un trabajo en equipo, los cuatro nos reuníamos por las tardes a nada más que responder consultas. Y es que la página había saltado a la fama cuando además de decenas de preguntas, la bandeja se había llenado de opiniones que alababan la página y al maravilloso Dios del Amor -aka, Eros -aka, Yo- -

Luego de esa semana repleta de trabajo todo fue más calmo. Y así siguieron los días, las semanas, los meses y la página ya era conocida por toda la cuidad. Thom había desarrollado una base de datos con estadísticas y había mejorado la página para poder ingresar con un usuario y tener guardadas las consultas. También había trabajado en una opción en donde se podía iniciar una conversación privada pero solo la podía comenzar yo, o alguno de los chicos en su defecto. Gracias a la base de datos se habían enterado que en el día se hacían al rededor de diez entradas (ya sean preguntas u opiniones) y los sábados era el día que más actividad había. Por eso, los estos días nos juntábamos religiosamente a hablar y responder todos los cometarios que habían.

Y así fue como mi exótico nombre, el amor por el chisme y mi monótona vida me habían conseguido un nuevo trabajo; el Dios del Amor.

Y era una historia genial y maravillosa, que probablemente le cuente a todo el mundo cuando pase el tiempo. Pero ahora estaba cien porciento seguro que no sólo la contaría por la anécdota. También lo haría porque gracias a esto lo conocí a Él.

Bienvenido a la página del Dios del Amor, no olvides dejar tu consulta
¡Esperamos que tengas una gran experiencia aquí!

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¿Y tú? ¿Le harías alguna pregunta?

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