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Miami, Florida 2024.

3:00 de la tarde.

Sonó mi teléfono, como primero revisé quien era la persona que me estaba marcando, ¡Vaya sorpresa que me lleve! Es Verónica Castro, mi ex. ¿Que quería? No lo sé.

Hace tres años que Vero y yo nos separamos, yo le fue infiel con mi mejor amiga, Diana Verónica.

Verónica nos encontró en su cama el día de nuestro aniversario, no me perdono obviamente y decidió llevar lo nuestro al divorcio. No la culpo, hubiera echo lo mismo.

Pero todos los días maldigo el momento el que lo hice, ¿quien deja a semejante mujer por una noche? Yo, lamentablemente yo. Jamás la dejé de amar, solo que aún busco una razón por la cual lo hice y no la ah yo. Es el amor de mi vida y enserio espero que algún día podamos volver hacer la familia que éramos.

Tenemos una hija en común, de tres añitos, se llama Ana Judith, mi nombre y el de Vero.

Ella se quedó con la niña y yo me la llevo los fines de semana, Vero fue amable con ese acuerdo.

Pero en fin, contestaré su llamada.

— Bueno — Contestó Ana en la otra línea del teléfono.

— Ana — Su voz se escucha acelerada y lloraba.

— ¿Que pasó Vero? ¿Estás bien? ¿Judi está bien? — Ana se alteró al escuchar la voz de su mujer.

— Ana es la niña — no paraba de llorar y apenas era entendible lo que decía.

— ¡Por Dios Verónica habla ya! ¿Que pasó con mi hija? — Gritaba a la otra línea del celular, ya estaba alterada pensaba en lo peor.

— ¡Me la robaron! — Gritó sin dejar de llorar.

Ana dejó caer a la cama su celular, estaba paralizada con que lo que le dijo, ¿Quien lo había echo? ¿Por qué?

Lloraba desconsoladamente, no sabía qué hacer, le faltaba el aire, sentía una fuerte opresión en el pecho, empezaba a ver todo negro, antes que pasara a mayores, fue a su buró a lado de su cama y tomo el frasco de pastillas que tenía para los ataques que le daban, tomo cuatro, se volvió a sentar en la cama respiro profundo y tomo el teléfono, aún seguía llorando.

— ¿Como? ¿Quien? ¿Cómo pasó Verónica? — Puso sus manos en su cabeza, intentado descifrar cómo sucedieron las cosas.

— Fuimos a comprar unas cosas que necesitaba y le pedí a unas de las muchachas que estaba en el lugar que si me ayudaba a escoger algo,no fueron ni dos segundos y ya no estaba la niña a mi lado, no sé cómo se la llevaron siempre la tenía agarrada de la mano a mi Ana — no paraba de llorar.

— Iré de inmediato a México, tomaré el primer vuelo — Seguía llorando.

— Date prisa por favor, estoy desesperada — Le suplicaba, mientras lloraba y intentaba calmarse.

— Ahí estaré, te hablo cuando llegue — Colgó.

Le llamo a Diana que buscará un vuelo, el más pronto para estar allá enseguida.

Buscaba su pasaporte y algunas otras cosas para irse de inmediato, aunque aún esperaba el mensaje o llamada de Diana que le digiera que ya estaba el vuelo.

Su otra hija Alejandra entró a la habitación.

— ¿Todo bien mamá? — pregunto, pues veía a su mamá haciendo cuánto cosa y se veía alterada, aparte su rímel estaba corrido.

— Se robaron a tu hermana — La miro a los ojos y le bordaban las lagrimas.

— ¡¿Que?! — Su cara de preocupación, agarró a su madre del brazo, ya que empezaba a tambalearse.

— No lo sé, Verónica apenas me hablo estaba muy alterada no me supo explicar bien — Puso su cabeza en el hombro de la menor.

— Iré contigo a México — dijo firmemente, quería saber dónde estaba su hermanita.

Diana consiguió los boletos, por ciertas cosas Diana se quedó en Miami y solo se fueron rumbo a México Ana y Alejandra.

Antes que tomara el vuelo Alejandra le dio unas pastillas a su madre para que durmiera un poco, necesitaba tener energías.

Después de 4 horas de vuelo, llegaron a México.

Alejandra y Ana tomaron un taxi y fueron rumbo a la casa de Verónica.

Casa de Verónica Castro.

Vero abrió la puerta, estaba hecha un mar de lágrimas. Tenía los ojos hinchados,rojos, su cabello todo alborotado, su carita ya no era la misma, su mirada solo demostraba tristeza y preocupación.

Vio a Ana y se lanzó a su brazos en forma de un abrazo, mientras seguía llorando en su hombro.

Pasaron a la sala, Vero parecía que no se podía calmar con absolutamente nada.

— Intenta respirar profundo — Digo Ale a Vero mientras le agarra sus manos.

— Mi hija Alejandra, mi bebé, ¿donde estarás? — Veía al techo esperando buscar una respuesta a su mar de dudas.

— La encontraremos Vero — la vio fijamente y le tomó el brazo.

2 horas después.

Cristian Castro llegó a la casa.

— Mamá, ya puse la denuncia, me dijeron que ya tomaron el caso y en cuanto tengan algo nos avisarán — Se dio cuenta que Vero no era la única en la casa. — ¿Que hace ella aquí? — preguntó con cierto enojo, Cristian jamás acepto la relación que tenían Ana y Vero  y la "odio" más cuando la engañó con otra mujer.

— También es madre de Judith debe saber lo que está pasando — Vero se sentó en el sillón.

— ¡Dile que se vaya mamá! — Le gritó, no le quito la mirada de encima a Ana.

Mich iba bajando de las escaleras.

— Ana que bueno que estes aquí, así mamá estará más calmada y podremos encontrar a Judi — Le dio un afectuoso abrazo. — Y tú Cristian deja tu rencores para otra ocasión lo único importante aquí es encontrar a Judi y refundir en la casa a la persona que se la robó. — dijo firmemente y con autoridad a su hermano.

Cristian no digo nada y solo se retiro del lugar, Vero,Ana y mich se sentaron en la sala de estar. Vero se tomó un té para estar más "relajada" pero aún no lo conseguía, seguía muy angustiada por su hija.

recibió una llamada.

— ¿bueno? — dijo a la otra línea. 

Un Adiós a tu Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora