Pedro Pablo jamás se considero una persona religiosa, a pesar de venir de una familia muy católica, él jamás tuvo interés en cuestiones que se relacionaran con religiones o creencias.
Pero solo Dios y la luna fueron testigos de todas esas noches que Pepa recurrió a la religión buscando aferrarse a algo, rezando a cualquier figura omnipotente que le regresarán a su amado, rogando entre lágrimas que se apiadaran de su alma e hicieran que su omega despertará, sabiendo que el mero hecho de querer que su prometido despertara era un deseo egoista, más sabiendo todo lo que implicaba y lo difícil que sería para Bosco el que despertara. Algunas veces Esteban y los hermanos de Bosco lo acompañaban, de la misma manera, pidiendo por la salud del omega, otras veces su madre se quedaba a su lado y trataba de darle consuelo.
Llegando a casa siempre era lo mismo, un silencioso frío lleno de recuerdos y arrepentimientos lo golpeaba, siempre recordándole lo mal compañero que era, obligándolo a ponerse de rodillas y pedir perdón por aquellos momentos en donde no se daba cuenta de todo el dolor que le causaba a su querido omega; un hombre que aunque a veces era terco y orgulloso, siempre se encargaba se sostenerlo cuando todo se sentía demasiado, dándole el mejor consuelo, o más que el mejor, el que siempre necesitaba para sentirse completo.
Con eso en mente, Pepa hizo una promesa a la luna, prometiendo que si le regresaba la vida y salud a su omega, él se aseguraría que aquel hombre jamás pasará por un momento de tristeza; si su omega despertaba, se aseguraría de ser el mejor alfa que cualquiera pudiera imaginar.
——
Bosco no supo cómo reaccionar la primera vez, verse a sí mismo postrado en una cama conectado a decenas de cables mientras las máquinas hacían ruidos extraños era por muy lejos, la experiencia más surrealista que jamás había experimentado.
Carajo, se veía, mal, físicamente hablando se veía más delgado, pálido, su cabello era un desastre y su piel parecía la de un dragón escamoso, solo que sin la majestuosidad que eso implicaba. A lo lejos podía oír a las enfermeras hablar mientras cambiaban el líquido extraño que tenía pegado a la mano.
Era raro, demasiado.
El estar ahí pero no ser visto por nadie más era horrible, él no quería ser un maldito fantasma medio muerto, él solo quería despertar y regresar a su casa, poder abrazar a sus hermanos, a su alfa, a su papá y que este le dijera que todo había sido un mal sueño, que jamás había chocado y que ahora no estaba en una especie de coma, debatiendose entre la vida y la muerte.
De una manera muy extraña sus pensamientos fueron escuchados y su hermosa hermana regreso a la habitación, sería una mentira si Bosco dijera que le sorprendía ver a Gala ahí, después de todo, el mismo había sido testigo de como ella permanecía día y noche al lado de la cama, a veces incluso durmiendo en el sillón, otras veces eran sus otros parientes los que se quedaban a cuidarlo por las noches, hablando con su "cuerpo" mientras su estúpida versión "fantasma" los escuchaba y lloraba patéticamente intentando hablar con ellos.
Bosco jamás olvidará las súplicas y lágrimas de su hermana, el modo en que se aferró a su papá y lloro toda la noche cuando le avisaron de lo sucedido, las visitas y las docenas de flores que compraba para decorar su habitación en un fallido intento de que luciera menos deprimente. Después de su padre y Pepa, Gala era la más afectada por el accidente de su hermano.
—Ve a descansar Gala, desde la madrugada estás aquí y por tu cara se que no has dormido nada. —dijo por detrás la voz de alguien parado en la puerta, que no era nadie más que su amado alfa, quien traía una pequeña bolsa de papel cafe— Ten, ve a tu casa, come y duerme, yo me quedaré aquí— Había algo ciertamente hipnótico en el ver como su alfa actuaba tan amable y consideradamente con su hermana, demostrando una vez más lo increíble persona que era. —
La llegada de Pedro Pablo fue en parte satisfactoria para la joven omega, quien solo dio las gracias y se retiro de la habitación, no sin antes dejar un pequeño beso en la frente de su hermano.
Su alfa era posiblemente la persona que más sufría con toda la situación, su apariencia daba a notar su falta de sueño y comida, pero definitivamente no lo culpaba, si su amado estuviera en esa misma situación, Bosco haría lo mismo y no habría poder humano que lo separara de su Pepa
Ver a su prometido de esa forma era realmente doloroso, ver esas grandes ojeras debajo de sus hermosos ojos, lo pálido y delgado que estaba, el poco cuidado que sus bellos rizos tenía, era definitivamente la peor tortura para el omega.
Otros estarían conmovidos y muertos de amor (bueno, él literalmente estaba medio muerto) por el simple hecho de que su pareja estuviera a su lado día y noche con ellos en el hospital, pero definitivamente no era su caso, Bosco odiaba ver a su amor tan preocupado y herido, a tal punto de que se arrepentía una y mil veces de haber salido de la casa aquella noche, si tan solo hubiera dejado de lado el orgullo y hubiera pedido perdón, nada de esto le estaría pasando y ahora estaría abrazando a su alfa.
Estar en ese estado de "fantasma" durante tantos días le había dado el tiempo y la paz para reflexionar sobre el futuro (si es que tenía uno) y en ese tiempo, se había comprometido a ser una mejor persona con los demás, pero sin duda, se había comprometido a ser un mejor compañero, si llegaba a despertar, haría hasta lo imposible para que su alfa se diera cuenta de cuánto lo amaba, aún si eso significaba prepararse mentalmente para empezar a formar una familia; hecho que había tratado de retrasar desde que tuvo "la charla" con su compañero, donde el alfa expreso alegremente sus deseos de ser padre, para después ser brutalmente aterrizado por el omega, causando una notable tristeza en el otro.
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LAZO - Bospa.
FanfictionBosco y Pedro Pablo, omega y alfa han estado enlazados por más de 3 años pero su relación ha empezado a deteriorarse cada vez más. Hasta que repentinamente un accidente automovilístico los obliga a darse cuenta de cosas que jamás habían visto, entr...