10.

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—Deberías irte —murmura Dan, mirándole con ojos de reproche.

—No se me da la puta gana —le responde Jaekyung, picándole una de sus mejillas, manteniéndole prisionero entre sus brazos, asegurando su peso encima de sus duros cuadriceps.

Dan solo bufa y se separa de él. Ha perdido la cuenta de todas las veces que estuvo encontrándose con Jaekyung en la biblioteca después de lo que pasó en los baños.

Bueno, en realidad, a Dan siempre le ha gustado estar en aquel lugar lleno de libros. Sin embargo, es Jaekyung quien decide ir a perturbar su paz y tranquilidad y saltar sobre él como el cazador primitivo que es.

Hoy es otro de esos días. Jaekyung siempre sabe que estará allí, y cuando viene por él, su espalda termina chocando contra algo, o queda recargado sobre el regazo del más fuerte.

Y es un animal inconforme. Cada vez que se besan, quiere más. Nunca tiene suficiente. Está cada vez más insatisfecho y feroz. Sus besos son cada vez más voraces y violentos. Ya no le basta solo asfixiarse con sus labios y tragar su aire.

Y una vez que se separan, los ojos oscuros de Jaekyung quieren encadenar su alma y arrastrarla con él. El marrón de su mirada filosa se vuelve aún más oscuro, y tienen penumbras borrosas por el deseo feroz que parece explotar cada vez que tiene su cuerpo temblando en frente. Es una mirada obsesiva que le hace sentir débil e indefenso, y quiere mantenerlo cautivo. Jaekyung podría hacerle lo que quisiera.

Y no es solo eso. Cuando se enoja o está impaciente, una vena se moldea en su fuerte quijada, a punto de reventar. Cada vez que está entre sus brazos, puede sentir cómo se tensan alrededor de su cuerpo, negándose a soltarle.

Es aterrador. Y abrumante. También le hace dudar y estar al borde de perder la cabeza.

—¿A dónde vas?

Jaekyung se cruza de brazos sobre su asiento, observando lo que hace el cuerpo más pequeño, siguiendo cada uno de sus movimientos.

—Aún tenemos que hacer ese trabajo de inglés en el que nos metiste, ¿recuerdas? —Lo único que se gana, es un chasquido fastidiado del contrario.

Se dispone a cruzar los pasillos para buscar algún diccionario que pueda ayudar en el tema. El maldito de Joo solo es un idiota y no parece estar interesado en lo más mínimo en colaborar.

Cuando llega a la sección de inglés, el diccionario que necesita está en un estante muy alto. No puede alcanzarlo ni haciendo puntitas.

Sin embargo, Dan no tiene tiempo para pensar, y un chillido muere en su garganta cuando una mano envuelve su cintura. Otro brazo musculoso y lleno de tatuajes alcanza el libro que tanto le costaba tomar.

Lo siguió hasta aquí.

—¿Q-qué estás haciendo? —Se ha puesto muy nervioso. No se esperaba que Jaekyung le capturara así. Se besan bruscamente, como si estuvieran en una guerra, pero esto... Es demasiado.

Es un toque cálido. Demasiado íntimo y que le altera por completo. Se estremece cuando las yemas cálidas no quieren desprenderse de su piel. Esos dedos quieren derretir la tela de su ropa e hincar las garras en los costados de su cuerpo para tomarlo como suyo. El tiempo parece congelarse. Sus mejillas revolotean, y siente su bajo vientre burbujear. Su ingle está hirviendo, y no sabe qué hacer con ese fuego que le quema instantáneamente. No tiene idea de cómo controlarlo. Solo quiere que se apague.

La verdad es que Jaekyung le siguió por curiosidad, y se quedó recargado en la pared, deleitándose con sus patéticos movimientos frustrados por alcanzar un libro de inglés. Le recuerda a un patito intentando saltar, o algo así. Era una imagen tan estúpida y tierna, que su deseo de seguir molestándole creció más. Decidió acercarse en silencio desde atrás y agarrar ese maldito libro.

red velvet // jinx (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora