El jilguero en la jaula.

trece

Extra 2

No soy mimado, solo me gusta que mi esposo cuide de mi...

Zixuan se despertaba en su cómoda cama de plumas de ganzo, su esposo lo llevaba en brazos hasta la tina de baño previamente preparada con escencias aromáticas, era bañado cuidadosamente por esas delicadas manos de su amado doncel, luego lo vestían  como una muñeca fina, le daban su desayuno en la boquita y con toda la paciencia del mundo era despedido en la puerta de su hogar con besos, apapachos y promesas de que al regresar su doncel lo mimaria más por ser un buen hombre de trabajo.

Al menos eso fue mientras su estúpido pene, no había puesto su abusiva semilla en el vientre de su chico, Ning ya no podía hacer todo por él al menos en las mañanas por que estaba más que preñado, tenía cuatro meses de embarazo y pese a que no era de riesgo aún a sí su loca cuñada le advirtió que lo estaría vigilando muy de cerca.

Los empleados de la administración habían notado que su jefe ya no lucia tan radiante como antes, incluso alguna ves vieron que sus manos ya no tenían ese perfecto esmaltado brillante que lucia siempre,  su cabello a veces llegaba con algunos nudos y su ropa no combinaba con sus accesorios,  pero decidieron no decir nada por que ya habían visto como el señor Guangsan padre de su jefe había salido de la ofina entre gritos y cosas volando solo por decirle que se le había corrido el rimel de las pestañas.

En su casa Ning se preparaba para salir de compras, su familia estaba en campaña para derribar al sol y así viajar todos en un crucero por el caribe, para el no había ningún reto, su esposo iría a donde el fuera, pues el era el encargado de empacar, escoger y reservar todo lo que se hacia en esa casa con respecto a su flamante esposo.

Pero lo que su pollito amarillo no sabía, que lo había estado castigando estos últimos meses sin sus atenciones, por que encontró una tanga roja en la bolsa de uno de sus pantalones,  de quien diablos era esa tanga, debía ser una mujer muy sucia para meterle una prenda tan intima a su esposo después de usarla.

En unas semanas más lo perdonaría, de todas maneras ya había mandado a analizar la prenda y al parecer no tienia ninguna huella, señal o fluido que no perteneciera a alguien desconocido, solo lo estaba castigando para que cuando le reclame por que lo esta desatendiendo, el muestre el por que y confiese por que compro una pieza de lencería si iba a guardarla en su pantalón , ese misterio lo tenía entretenido por el momento.

En la oficina de Zixuan, Xu llegó con sus hijos a quitarle el tiempo, a contar sus penas y mostrar la broma inocente, que sus hijos sin querer estaban llevando para el tío Wangji, Zixuan se reía como loco al ver la jaula llena de conejos, que los niños habían comprado por que su tio Chao, no quiso encargarlos a París, por fin se vengaria de la ves que Wangji después de ganar una apuesta, le hizo entrar a una tienda de ropa interior femenina.

Ese día el hombre paso la vergüenza de que las damas y donceles de ahí lo miraran con asco, incluso una de ellas le dio una bofetada cuando le preguntó si sabía más o menos que talla comprar para un tracero como el suyo, con la mejilla roja, una bolsa rosa y una tanga de una marca prestigiosa en sus manos Jin Zixuan salió de la tienda ante la mirada acusatoria del siempre callado, serio, casi un santo Lan Wangji.