CAPITULO 1

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Dieciocho años atrás

Un hombre uniformado de frondoso bigote y en sus 40 años se acerca con cuidado y se agacha para hablar con una pequeña niña asustada, Selene que sin saber lo que le deparaba el futuro juega despreocupada con unas muñecas.

-Hola peque, mi nombre es Bill- Dice el oficial, Selene se gira sonriente el brillo inocente en sus ojos hace que a Bill se le haga más difícil decirle porque esta ahí.

-Hola - Exclama Selene prestando atención al oficial.

- He venido para llevarte a un sitio - Dice Bill con cuidado, Selene me mira arrugando la nariz sin entenderle.

- Pero yo tengo que esperar a mis papas.

- Lo siento mucho pequeña pero ellos no van a venir más, se han ido muy lejos - Los ojos de la pequeña Selene empiezan a llenarse de lágrimas.

- Mentiroso - Dice tirándole una de sus muñecas, las lágrimas no paran de caer de sus ojos. - Mis papas siempre vienen a por mi, mama tiene que contarme un cuento antes de dormir.

El oficial Bill se sienta al lado de Selene y la abraza explicándole como puede lo que ha pasado, ella patalea, llora y grita y las personas que están ahí la miran con pena.

Tras eso Selene fue llevada al Convento de Santa Rosa al este del país, donde el clima era calido, pero sin tener que pasar calor, era un clima mediterráneo, el convento era antiguamente una fortaleza, ahora solo quedaban las murallas, de las cuales desde dentro no se podía ver el exterior y desde fuera no se podía ver el interior, la gente no podía visitarlo, solo las monjas que obtenían sus hábitos dentro de ese convento podían estar ahí.

Presente

Selene había sido criada por las monjas, pero la mayoría de sus pensamientos no eran como los de ellas, ella cree fervientemente en Dios y la religión en la que ha crecido, pero quiere ver mundo, quiere experimentar la vida, a pesar de que en el convento no tienen visitas y se ha criado sin otros niños, ella todas las semanas recibía una visita, la de el oficial Bill.

A pesar de donde estaba las monjas dejaban a Selene acercarse a la puerta para ver a Bill, el siempre le llevaba cosas de "contrabando" como chuches, libros, juegos, y las monjas se lo consentían porque estaba sola, pero nada de eso podía ser visto por otra mujer del convento ni podía salir de su cuarto.

Selene estaba lista para experimentar lo que era la vida, quería amigos, su primer beso, hacer deportes, ver mundo, y llevaba tiempo planeando el salir de allí, el inconveniente era que la única que podía abrir las puertas era la madre superiora y ella jamás la dejaría ir, pero nadie sabía el porque excepto ella misma.


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Primer capítulo de mi nuevo libro, este va a ser un libro muy especial🫧🫧🫶🏻

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