Igual que lo recordaba. El espejo de pared, el armario con flores pintadas, la cama cerca de la ventana, el escritorio contra la pared, la estantería con unos pocos libros en ella; todo estaba igual. Ni siquiera ese pequeño roce en la pared cerca de la ventana había cambiado. La habitación tenía un nostálgico olor a vainilla, y si mal no recordaba, la cama era muy cómoda. Me tiré directa dejando a un lado la maleta. Y en efecto, sí que lo estaba.
La última vez que estuve en esa habitación no fue un bonito recuerdo. Lloré durante horas, dormí de tanto sollozar y no salí mucho de esas cuatro paredes. Todo ese dolor que aguanté frente a mis padres lo saqué durante noches enteras.
Abrí la ventana, justo en frente, a unos tres o cuatro metros estaba la casa de los vecinos. No recordaba ni quiénes vivían allí, pero escuchaba a los niños gritar dentro. Me hubiera gustado tener un hermano pequeño, o una hermana, alguien que me acompañara cuando me sentía sola en casa al menos.
—¿Hola?
Levanté la vista encontrándome con un chico de cabellera castaña y una sonrisa radiante. Me saludó con una de sus manos eufórico. A pesar de la distancia pude diferenciar ciertos rasgos poco asiáticos en él. Supuse que sería hijo de los vecinos.
Le saludé de vuelta, con una sonrisa igual que él e igual de emocionada. Se rió sorprendido por mi respuesta. No interactué más con él, mi padre justo llamó por teléfono haciéndome entrar a la habitación de vuelta.
—Dígame, capitán—dije con el móvil entre mi oreja y el hombro.
Subí mi maleta sobre la cama, quería sacar un par de cosas.
—¿Te acuerdas cómo funciona un restaurante?
Mi sonrisa se ensanchó. Llevaba toda la vida en ellos, antes solía ir a estudiar tras las clases al restaurante de mi padre en la ciudad. Estaban normalmente ocupados, pero nunca a rebosar. Veía a los camareros de lado a lado, a mi padre cocinando mientras cantaba, y de vez en cuando, en esos días menos concurridos, me enseñaba a cocinar como él. Mientras que mi madre se encargaba de la parte de negocios y dinero, mi padre estaba luchando contra los alimentos y clientes en primera fila. Me fascinaba tanto verle observar el agua hervir con los fideos en sus manos esperando paciente a echarlos.
Cuando se mudó, ya no tenía un restuarante al que ir de visita, así que, tras rogarle mucho a mi madre, conseguí que me dejara trabajar de medio tiempo en un restaurante de los que dirigía ella. No era lo mismo, no era tan divertido, pero me gustaba, al menos hasta que la falta de tiempo para estudiar me obligó a dejarlo.
—Eso nunca se olvida—saqué una bandolera blanca, una que me regaló mi padre hacía un año—De hecho estoy acostumbrada a ver la hoja de contrato y nóminas...
—Tu madre te dijo que te pagara, ¿verdad?
Reí, estaba en lo cierto. Metí la cartera en la mochila y salí de mi habitación despreocupada.
—Como ya la conozco, tengo el contrato esperándote aquí, mueve el culo Yuyu.
Eché un último vistazo al salón, a pesar de estar todo en silencio y no haber nada, era más acogedor y hogareño que el piso de mi madre.
Cerré con llave y salí fiándome de mis vagos recuerdos hacia el restaurante. Dudaba cada vez que había un cruce, incluso andando por la calle de comercios me sentía perdida. No recordaba tanta gente por esa zona.
Entré sin dudarlo, ni siquiera me paré a obervar el renovado cartel con el nombre del restaurante. No me importaba en esos momentos la gente que había dentro, dónde me encontraba o si simplemente llamaba la atención. Corrí a la cocina haciéndome paso entre mesas, clientes sentándose y otros buscando desesperados el baño. Al abrir la puerta de la cocina, no tuve tiempo de asombrarme al ver lo moderna que era o lo bien que olía. Me tiré sobre mi padre. Él tampoco tuvo mucho tiempo de reacción, solo soltó la sartén alejándola del fuego y me abrazó. Como un koala, me enrollé quedando colgando.
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Part Of Me -Yeonjun
FanfictionEran diferentes, sus vidas lo eran. Yuwon odiaba ese pueblo, y ellos eran parte de él. Yeonjun era un chico tranquilo que vivía en el pueblo. Ella vivía en la ciudad. No tenían mucho en común. Ella buscaba algo que le llenara; y lo encontró en Yeon...