Capítulo 3

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ANGIE

Al día siguiente, Angie llegó al colegio con un nudo en el estómago, preparada para enfrentar las posibles consecuencias de su decisión de detener el acoso hacia Brisa. Mientras caminaba por los pasillos, se sintió observada por Micaela y su grupo de amigos, quienes intercambiaron miradas significativas entre ellos.

Decidió abordar la situación directamente y se acercó a Micaela cuando tuvo la oportunidad.

Micaela, ¿podemos hablar un momento?—preguntó con nerviosismo.

Micaela la miró con una ceja levantada, aparentemente sorprendida de que Angie se dirigiera a ella después de su intercambio de mensajes de texto.

¿Qué pasa? ¿Tienes más lecciones de moral para mí hoy?—respondió Mica con sarcasmo.

No se trata de eso— dijo Angie, intentando mantener la calma—Solo quiero asegurarme de que ya no lo haremos más. No quiero más problemas.

Mica la miró con expresión escéptica por un momento antes de suspirar.

Está bien, no lo volveremos a hacer—dijo finalmente, aunque su tono de voz sugería que no estaba del todo convencida.

Angie asintió con alivio y esperó que su amiga cumpliera su palabra. Sabía que el camino hacia la reconciliación con Mica y su grupo no sería fácil.

Al ver a Brisa pasar a su lado mientras Mica le hablaba, Angie sintió la urgencia de ir hacia ella. Decidió dejar sola a Mica de lado y se acercó a Brisa con determinación.

Brisa— dijo con voz suave pero firme—lo siento, lo de ayer no volverá a pasar.

Esperando una respuesta positiva o al menos neutral, se sintió desanimada cuando Brisa la miró con asco. Suspirando, decidió mantener la compostura y se disculpó una vez más antes de alejarse.

[...]

BRISA

Brisa se detuvo en seco al escuchar la voz de Angie. Sus músculos se tensaron automáticamente mientras sus ojos se clavaban en ella con una mezcla de desprecio y amargura. Por un momento, consideró simplemente seguir caminando, ignorando a Angie como lo había hecho tantas veces antes. Pero algo en la expresión de Angie la hizo detenerse.

Las palabras de disculpa de Angie resonaron en su mente, y luchó por mantener su fachada de indiferencia. ¿Podría ser cierto? ¿Podría Angie realmente estar arrepentida por todo el dolor que le había causado?

Sin embargo, la rabia y el resentimiento acumulados a lo largo de los meses se alzaron dentro de ella, impidiéndole dar una respuesta amable. En su lugar, su mirada se endureció aún más, su silencio lleno de reproche y desdén.

No había necesidad de palabras. Angie entendió el mensaje claramente. Brisa no estaba lista para perdonar, y quizás nunca lo estaría.

Mientras se iba alejando, se sintió atrapada en una tormenta de emociones. El dolor del pasado y la incertidumbre del futuro se mezclaban dentro de ella, dejándola sintiéndose vulnerable y perdida.

Las disculpas de Angie resonaron en la mente de Brisa, desencadenando una avalancha de recuerdos dolorosos. Recordó las veces que su padre se disculpaba después de un estallido de ira o un episodio de abuso, prometiendo cambiar y ser mejor. Cada disculpa estaba llena de promesas vacías y mentiras, un ciclo interminable de perdón y traición. Las palabras de Angie se mezclaron con las de su padre, formando un eco desgarrador en su mente. Recordó la sensación de esperanza fugaz que sentía cada vez que su padre se disculpaba, solo para ser destrozada cuando volvía a caer en sus viejos patrones de comportamiento.

La similitud entre las disculpas de Angie y las de su padre la llenó de amargura y desconfianza. ¿Cómo podía creer en las palabras de alguien cuando había sido herida una y otra vez por las promesas rotas de su propio padre? La cicatriz emocional se profundizó mientras enfrentaba la realidad de que quizás nunca podría confiar plenamente en las disculpas de nadie.

Aunque quería creer que Angie era sincera en su arrepentimiento, el espectro de las disculpas falsas de su padre seguía acechando en su mente, recordándole el dolor y la traición que había experimentado en el pasado.

I wanna be yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora