La vida de una Yandere empieza cuando encuentra a esa persona y siente la necesidad de que sea suya quiera o no. Da la casualidad de que hay personas que son Yanderes pero se controlan y lo que hacen es sabotear los eventos, pero...
Todo cambió desde el momento en el que lo conocí, ya no quería sabotear necesita MATAR.
Estábamos ambos en la clase 2-2 eramos muy amigos, al punto de que nos contábamos todo incluso con detalles. Con el paso del tiempo te convertiste en el Líder del Club de Artes Marciales y me preguntaste si quería que me uniera yo acepté muy feliz.
Las semanas pasaban y empecé a perder el control. Una vez, cuando te vi que abrazabas a una amiga tuya porque su perro había muerto estuve a punto de matarla delante de ti pero Taro me detuvo preguntándome si había visto a Osana.
-No, no la he visto- dije y él se dió cuenta de que estaba viendo a Budo y a esa chica.
-Oye, ____, ¿Quieres que después de clases vayamos al parque o al cine?- dijo con un leve sonrojo.
-Emm...- volví a ver donde estaba Budo y él ya no estaba. -Sí, ¿por qué no? Mientras a Osana no le moleste-
En ese entonces pensaba que era el único remedio para olvidarme de Budo por tan solo cinco minutos, y ahí fue donde me di cuenta de que Taro estaba enamorado de mi, pero no sabía cómo decirle que no lo amaba.
Pasaban las horas y me di cuenta que Budo ya no me echaba cuentas, suponía que no pasaría nada si ese día no iba al entrenamiento.
En la salida me fui corriendo para que Budo no me viera, esperé a Taro debajo de un árbol y el llegó después pocos minutos.
-¿Te he hecho esperar?- preguntó.
-No, por cierto, ¿al final a dónde vamos a ir?- pregunté con una sonrisa.
—Bueno, pensé en que podíamos ir a ver una película y luego dar una vuelta por el parque, terminaríamos a las siete y media— me parecía bien plan.
Al final fuimos al cine vimos una película de humor pero que al vez trataba de amor pero solo tenía muy pocas escenas del segundo género.
Nos encantó la película, luego fuimos a dar una vuelta por el parque y mientras charlábamos nos dimos cuenta que había un heladero, nos pedimos unos helados el mío era de caramelo y el suyo de fresa. Tuve que admitir que me pase muy bien la tarde.
Terminamos a las ocho menos cuarto, al vivir cerca me acompañó hasta la puerta de mi casa y le di un abrazo por lo bien que me lo había pasado con él.
—Te agradezco que hayas pasado está tarde junto a mi, eres el mejor amigo que he tenido— dije y él correspondió mi abrazo.
—Gracias, pienso igual sobre ti. Que duermas bien— me soltó y se fue.
Entré a casa y me encontré a mi madre con una grande sonrisa. Me asomé a la sala y vi que estaba Budo apoyado en la pared, con los ojos cerrados y cruzado de brazos. Me giré para ver a mi madre y preguntarle que hacía aquí.
—¿Qué está haciendo el aquí?— susurré para que no me escuchará.
—Resulta que cuando vio que no le contestabas los mensajes ni las llamadas preguntó por ti en persona y le dije que estabas viendo una peli y que luego darías una vuelta. Decidió quedarse aquí hasta que volvieras y así hablar contigo— me susurró.
Dios Santo, ¿qué voy a hacer ahora? De seguro está enfadado conmigo por haber salido con su amigo, y no decirle nada o tal vez es porque no fui al entrenamiento de hoy y no lo comenté.
Bueno, sin miedo al éxito... Me acerqué a él y abrió los ojos, cuando me vio sus ojos eran como platos y me abrazó muy fuerte.
—¡Eres una idiota! ¿Sabes lo preocupado que me tenías? Pensaba que te había pasado algo— dijo enfadado.
—Suenas como tú mamá, siempre te estás preocupando demasiado por mi, estoy bien— ojalá fuera lo suficientemente valiente para ser así con él.
—Perdón— dijo separándose de mi un poco apenado. —Al menos podrías haberme invitado y así no hubieras ido sola—
Es ahora o que se entere por Taro, si se entera por Taro lo matará pero si se entera por mí me matará a mi y la verdad es que Taro no tiene la culpa así que quiero pagara yo la culpa.
—No iba sola...— Budo me miró extrañado.
—Pero tú madre me dijo que ibas sin acompañante— dijo poniéndose un mano en el cuello. —Al menos dime, ¿Con quién estabas?—
Se volvió un poco furioso al ver que no contestaba.
—____... sabes que puedes confiar en mi, dime con quién has ido— dijo cogiéndome de los hombros.
—Con Taro, ¿Estás feliz?— dije quitándome su manos de mis hombros, me estaba clabando las uñas.
Su cara cambió por completo se convirtió en una de decepción y tristeza a la vez.
Me empezó a preguntar que desde cuándo salíamos y que si la próxima vez podíamos invitar a él y a su... NOVIA, su bastarda, estúpida, su querida Barbie.
Odio que esa palabra salga de su boca, devo sabotearla o matarla para que Budo sea mío, quiera o no.
—¿Crees que la próxima vez podamos ir mi pareja y yo?— preguntó serio.
—Se lo tendré que comentar a Taro, ¿Por qué no te vas a a tu casa ya se está haciendo tarde?— dije.
Tenía que planear como iba a matar o sabotear a esa niñita perfecta.
