XI

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–Tienes que cumplir el reto, no vale echarse para atrás– Álvaro frunció el ceño y le dió un trago a su vaso. Le sentaba mal que la gente no quisiera cumplir con lo que le tocaba.

Bea negó frustrada y terminó cediendo, le había tocado hacer un baile sensual con alguno de los presentes, así que la chica escogió a Juanjo, el cual ya iba pasado de copas y pareció no tener problema con ello.

Ambos se levantaron del suelo dejando sus sitios en el círculo libres y comenzaron a andar lentamente meneándose de una manera que les parecía sensual, aunque más bien iba cargada con algún que otro tropezón por parte de Juanjo debido a la cantidad de alcohol en su cuerpo.

Los dos amigos comenzaron a interactuar entre ellos dándose caricias y haciendo pasos de baile extraños. Recibieron aplausos y gritos por parte de sus amigos mientras volvían a sentarse en el círculo entre risas.

Durante todo el baile, Juanjo sintió una mirada clavada en él. Y a pesar de que le estaban mirando todos sus amigos, los ojos del vasco sobre su cuerpo hacían que el corazón le latiese más rápido de lo normal.

–Uf, me habéis puesto cachonda eh– la pelirroja hizo ademán de abanicarse con la mano mientras Juanjo soltaba una sonora carcajada.

Y ahí estaba de nuevo, la mirada de Martin sobre él.

El vasco no podía evitarlo, sus ojos se dirigían hacia el torso del maño, que tenía la camiseta algo sudada haciendo que se pegase a su piel. Notó su respiración agitada y su pecho subiendo y bajando más rápido de lo normal debido al baile que acababa de hacer hace unos minutos. Juanjo pasó su mano por el pelo, despeinándoselo y echó la cabeza hacia atrás sacando la lengua, sofocado por el calor que hacía en el salón. Y Martin inevitablemente, no podía dejar de malpensarlo todo.

–Martin, te toca– soltó Ruslana sacando al chico de sus pensamientos. –¿Verdad o reto?– El chico dudó unos segundos pero terminó optando por la segunda opción, tampoco quería que le sacasen información que no diría si estuviese sobrio.

Todos se quedaron pensando un reto para ponerle pero fueron interrumpidos por la voz de Álvaro, el cual se estaba haciendo cargo de que el juego no muriese y fuera interesante. –7 minutos en el paraíso–

–¿Qué?– soltó Martin incrédulo, de todos los retos que había en el mundo, Álvaro tenía que escoger ese. El sevillano asintió.


–Pero para que no sea injusto, que lo elija la botella– El chico estiró el brazo para coger una botella de ron vacía junto a ellos y comenzó a girarla. Todos miraban atentos con la curiosidad por ver dónde se paraba. Martin se relajó un poco cuando vió como la botella se detenía frente a Chiara y el otro extremo señalaba a Bea. Las chicas se miraron entre sí y soltaron una carcajada.

–Es que así no se juega– espetó Juanjo con mala cara, Ruslana asintió dándole la razón.

–Álvaro, la botella va antes de elegir a Martin, porque es casi imposible que le toque ahora–

–Pero eso da igual, puede tocar igualmente– contestó el sevillano bastante convencido de sus palabras. La verdad era que el alcohol no le dejaba pensar con claridad y solo quería quedarse encima, llevara o no la razón.

–Que no Álvaro–

–Pero a ver, tienen razón, Álvaro– intervino Bea. Todos los presentes en el círculo empezaron a discutir sobre quién tenía y no razón.


Mientras tanto, Martin gateó decidido hasta el centro del círculo cogiendo la botella y girándola con su mano apuntando a Juanjo. Todos se quedaron en silencio y Martin dirigió su mirada a Juanjo, notando como el color rojo se apoderaba de las mejillas del maño y subía hasta sus orejas. Nadie emitía ningún sonido y Martin comenzaba a desesperarse, haciendo que toda la valentía que había reunido segundos atras se esfumase.

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⏰ Última actualización: Apr 02 ⏰

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promesa - juantin (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora