Capítulo I- Viejas leyendas

105 8 2
                                    

Año 25- Era del Dragón

Tras largas jornadas en sus carromatos y guiados por sus exploradores, el clan Lavellan encontró un lugar antaño propiedad de su raza, un templo dedicado a Falon'Din.

El templo estaba oculto tras la maleza en un bosque lleno de antiguas ruinas localizado entre Antiva y las Marcas Libres, este bosque era evitado por los humanos de ambos reinos por la oscura leyenda que acompañaba al nombre de dicho bosque: el Bosque Carmesí.

-Se dice que antaño, hombres de Tevinter construyeron un asentamiento aquí tras expulsarnos de nuestra adorada Arlathan- explica el custodio Lavellan, versado en antiguas historias tanto de hombres como de elfos- pero, Falon'Din, notando como su templo estaba siendo profanado, gritó tan fuerte desde la Ciudad Eterna que desgarró el Velo, haciendo que sus antaño adoradores se levantasen de entre los muertos y, horrores inimaginables, aprovechando el momento, salieron también, provocando entre ambos la muerte de los hombres de Tevinter que vivían allí- el custodio les explicaba esto a los niños que estaban junto a él, para intentar disuadirles de salir del campamento, localizado en el linde del bosque.

En este instante, tras acabar de contar la historia, sabía que uno de los niños se encargaría de que ninguno saliera; el suyo propio, Faedain.

Su joven hijo, de pelo dorado y algo parduzco, era un líder nato y un futuro gran cazador para su clan, lo único que le perjudicaba era su capacidad para distraerse; debido a ello, jamás podría ser custodio, no puede concentrarse para aprender magia.

Aunque... extrañamente se bebía las historias y leyendas que contaba su padre y las aprendía con presteza, haciéndole a su padre repetirlas una y otra vez muchas lunas.

Al estar ya próximo a la mayoría de edad, debía presentarse ante la ayudante del custodio periódicamente para demostrar sus capacidades. Dentro de poco debería elegir su tatuaje, que representará el paso entre su infancia y su madurez.

-Hijo mío- le dijo su padre, apoyando su mano derecha en el hombro de su hijo-hoy deberás cuidar a los jovenes del clan, debo partir con los cazadores para ver si las ruinas siguen llenas de demonios- mientras le decía eso, la ayudante del custodio, Deshanna, se aproximó con el bastón de argentita del custodio- Deshanna se quedará con vosotros por si algo maligno se acerca- decía mientras cogía el bastón de la mano de ella-consideralo una prueba de madurez hijo mío- le dijo intentando animarle con una sonrisa- volveré

Sería la primera vez que su padre abandona el campamento y temía por él; en verdad todos los dalishanos temían por él, no era un guerrero, sino un escriba y un sabio líder, no deseaban perderlo.

Crónicas de ElvhenanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora