- "¡Cuándo sea grande, voy a ser policía!"
- "Que típico, yo cuando sea grande voy a ser abogada."
- "¿Y tú, Julie? ¿Tú que serás cuando seas grande?" Me preguntó la profesora, con una sonrisa en el rostro.
- "¿Yo?" Pregunté, a mis dulces 7 años de incredúlidad. "¿Qué seré yo cuando sea grande?" La amable mujer sonrió y asintió. "Yo no voy a ser nadie."
. . .
Me levanté de la cama, otra vez soñando con las estupideces que soltaba de pequeña por la boca buscando ser diferente, molar o algo parecido. Siempre me han dicho que he sido especial, de una manera o de otra, de manera positiva o negativa Más negativa que positiva. Mi nombre es Juliette Rosé, me llaman Julie a petición propia. Mi descripción física no os va a interesar, diría yo, pero como es algo que todo el mundo hace, más vale ser una más del montón. Soy una chica algo más baja de lo normal para las mujeres de mi edad, no mucho. Mi cabello es lacio, naranja y se corta a mis hombros. Mis ojos son claros de un color verde que, personalmente, me gusta mucho. Siempre he sido delgada y no exactamente porque coma poco o haga mucho ejercicio, supongo que es porque mi cuerpo tiene esa buena suerte de un metabolismo rápido. Llevo estudiando diseño de moda por un curso online un par de años, esa es la principal razón por la que el día de hoy no estoy familiar con mi habitación. Un chico me contactó para ser una diseñadora de su tienda de ropa, una oportunidad que no podía perder por nada en el mundo. Cualquier fuente de dinero ahora mismo es más que necesaria.
- "Bien, veamos si lo llevo todo. Mochila: Lista. Ropa por si acaso una loca me tira un balde con agua y me tengo que cambiar: Lista. Materiales: Listos. Estuche de costura: Listo. Almuerzo: Obviamente, listo. Inscripción... ¡Dios, la inscripción!" - Corrí en dirección al salón, donde recordaba que la dejé. Aquí entra lo que más me molesta de los cambios de aires: Cambiar de instituto. Conocer gente nueva la cual seguramente odio. En el centro de acogida es más fácil, pero nos tenemos que empezar a valer por nosotras mismas, tanto mi hermana como yo.
- "Juliette, nos vamos." - Escuché la ruidosa voz de mi hermana llamándome desde la puerta principal. Personalmente no sé decir si nos llevamos muy bien o somos enemigas mortales, yo diría que ambas, todo depende de nuestro humor.
- "Voy, dame un segundo. Tengo que encontrar una última cosita." - Grité desde mi posición, como desesperada rebuscando debajo de los cojines del sofá, encima de la mesa, en las estanterías una y otra vez sin encontrar la inscripción por ninguna parte. Al ver que tardaba, Colette se acercó a mi con su sonrisa de niñata en plena pubertad.
- "¿Has mirado en la nevera?" - La miré con una gran confusión hasta que me di cuenta, y capaz se me notó en la cara al subirme el rojo de la ira al rostro porque se empezó a reír como si estuviera en un circo. Me tuve que volver a poner a correr hasta la nevera en la cocina, abriéndola y viendo ahí el bendito formulario de inscripción.
- "¿Me has escondido algo más, renacuaja?" - Negó con la cabeza de una manera apresurada, eso hizo que no me la acabara de creer, pero de todas maneras no teníamos tiempo de buscar más. Tenía que meterme corriendo a la ducha y seguidamente maquillarme un poco aunque sea, para que no se note que la piel de mis mejillas se pone roja al mínimo roce. Gracias, piel atópica.
Al llegar al baño me sorprende la Malamute de Alaska durmiendo en el plato de la ducha, era la mascota del dueño del piso, porque aunque me gustaría, no tengo ni de coña el dinero suficiente como para mudarme a otra ciudad. Gracias a Dios un chico muy amable nos ha dejado quedarnos en su departamento hasta que podamos establecernos. Acaricie el pelaje de Neige con dulzura para despertarla sin asustarla porque era bastante fácil de espantar, para nuestra buena suerte ella no se asustó y en su defecto su cola se empezó a mover de lado a lado y me dio besos en la mano, entendible. Pude librarme de su adorabilidad porque Colette la llamó para que me dejara ducharme.
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Forgotten Letters ✦
Fanfiction-ˏ͛⑅ 🥕 - "𝙈𝙪𝙙𝙖𝙧𝙨𝙚 𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙧𝙤𝙡𝙡𝙤." 𝙎𝙚 𝙧𝙚𝙥𝙚𝙩í𝙖 𝙅𝙪𝙡𝙞𝙚𝙩𝙩𝙚 𝙚𝙢𝙥𝙖𝙘𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙨𝙪𝙨 𝙘𝙖𝙟𝙖𝙨, 𝙪𝙣𝙖 𝙟𝙤𝙫𝙚𝙣 𝙙𝙚 17 𝙖ñ𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚 𝙫𝙚í𝙖 𝙤𝙗𝙡𝙞𝙜𝙖𝙙𝙖 𝙖 𝙢𝙪𝙙𝙖𝙧𝙨𝙚 𝙩𝙧𝙖𝙨 𝙪𝙣𝙖 𝙤𝙛𝙚𝙧𝙩𝙖 𝙙𝙚 𝙩�...