Capítulo 1.

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Slow it Down - Benson Boone


Paul

La veía empacar todas sus cosas en unas maletas que compramos para nuestro último viaje a la playa. Ella echaba toda su ropa sin quitarla de los ganchos. Metía todo a una velocidad increíble. Me recargué en el marco de la puerta y me pregunté qué era lo que estaba esperando de mí. ¿Quería que llorara? ¿Quería que la felicitara? ¿Quería que me llenara de ira y le gritara? No lo sabía.

Laura solo metía y metía ropa, maquillaje, la secadora del cabello y otras cosas que había en su buró a la mochila que le había regalado en su cumpleaños. Observé mi reloj, no sabía cuánto tiempo le iba a tomar. Así que decidí tomar uno de los mangas que tenía en la repisa, me recosté en la cama y comencé a ojear el último capítulo que leí. ¿Dónde me había quedado? Ah sí, donde Otani le rompía el corazón a Risa.

—No puedo creer que seas tan imbécil —alcé la mirada, Laura cerraba la maleta y sus ojos se llenaban de lágrimas al tiempo que seguía guardando sus cosas. Cuando terminó, se echó la mochila al hombro y tomó las llaves del auto. El auto sí era de ella.

—Me voy —dijo y yo solo asentí con la cabeza y seguí con la vista fija en la imagen de Risa llorando porque Otani no entendía lo mucho que a ella le gustaba—. ¿Me escuchaste?

—La primera vez que lo dijiste, sí —contesté sin verla.

—¿Seguro que no quieres volver a hablar de esto? ¿De verdad? ¿Solo quieres que me vaya y ya?

—Creo que... esa es una de las preguntas que debiste haberte hecho antes de engañarme, ¿no lo crees? —Entonces la miré. No sé qué expresión tenía porque sus labios comenzaron a temblar, tratando de contenerse.

—Paul, yo ya no te importaba, ni siquiera te importa ahora. Pareciera que querías que te engañara, para que por fin te dejara.

Quería reírme, pero la verdad es que ni siquiera eso podía hacer. Volví mi vista al manga. Ella no dijo nada más, solo puso el anillo de promesa que le había obsequiado hace más de un año sobre la almohada y luego sacó todo de la habitación.

Cuando por fin escuché su auto alejarse de la entrada. Me senté sobre la cama y observé el anillo.

Menuda mierda. Tomé el aro y lo lancé hasta el final del pasillo. Escuché que tintineaba contra el suelo, pero me sentía tan molesto que no quería volver a verlo; al menos por un rato, hasta que tuviera el valor de regalarlo, venderlo o fundirlo. Lo que fuera más efectivo.

Tomé mi teléfono. Había mensajes y llamadas de mis padres, así como de mi hermano menor. Sabía que me llamaban porque estaban preocupados, pero yo no quería darles detalles sobre esto. Mi madre y Laura prácticamente eran mejores amigas. Mi padre quería un nieto, viniera de quien viniera, así que solo seguía la preocupación de no tener un heredero. Algo que influyó en su aprobación por mi relación con ella, era el hecho de que ella tuviera una familia adinerada e influyente. Es decir, que no importaba mucho el dinero que yo tenía, pues ella siempre tendría más. Mi hermano, bueno a él no le importaba en realidad. Supongo que me llamaba por que mis padres se lo habían pedido.

Ignoré todos los mensajes y traté de encontrar el número de alguien que no fuera un amigo en común, pero no encontraba a nadie. Laura se había encargado en su momento de alejarme de todo el mundo. Nuestras vidas estaban tan entrelazadas, que yo no recordaba el nombre de alguien que no la conociera.

Habíamos estado ocho años juntos. Prácticamente todo en mi vida lo compartía con ella desde el primer año de preparatoria, hasta ahora que me dedicaba al diseño de Joyería.

El Corazón de Nerea [Serie Karat I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora