El Corazón de Nerea [Serie Karat I]

Capítulo 3.

For the First Time – The Script

Paul.

Había pasado una hora después del altercado con el esposo de Nerea. Su teléfono había dejado sonar desde entonces. Le ayudé a cerrar todas las puertas y metí mi auto en su cochera para que si su esposo tuviera un ataque de ira no le hiciera nada estando tan expuesto a mitad de la calle.

Ayudé a Nerea a llegar a su habitación. Ella se recostó en su cama mirando hacia el techo. Había dejado de llorar, sus ojos estaban demasiado cansados como para seguir. La arropé y me senté en la orilla de la cama. La verdad es que temía por su seguridad. No sabía si Ellis era violento, pero por la forma en que la zarandeó frente a mí, temí que no fuera lo único que intentara.

Ella parecía demasiado distraída, sabía que estaba sufriendo. A mí me había roto el corazón, la persona con la que creía que me iba a casar. Ella había sido tan cruel como para engañarme con mi mejor amigo; pero Nerea ella ya tenía toda una vida con su esposo, tenían un hijo en común. Le habían arrebatado más que su relación, le habían desmoronado todo lo que pensaba que estaba bien. La habían traicionado a sangre fría.

—¿Crees que he sido cruel con él? —me senté en la orilla, un tanto lejos de ella y observé mis manos—. ¿Crees que me odie?

—Creo que está enojado porque lo descubriste; sino, estaría disfrutando su vida contigo y con la chica —ella abrazó su almohada y me miró.

—Nunca me había tratado de esa forma. Jamás me había estirado... ni siquiera me había levantado la voz antes — parecía estar cada vez más decepcionada—. Creo que regresará esta misma noche.

—¿Quieres que le llame a alguien para que te acompañe? —negó, hundió su rostro entre las cobijas y dijo algo que no escuché—. ¿Dijiste algo?

—No... No quiero que nadie más se involucre en esto —se sentó en la cama y pasó su mano por su cabello—. No te preocupes, si quieres... puedes irte.

—¿No crees que trate de hacerte daño en cuanto me vaya? —negó y luego me miró, tal vez pensando igual que yo.

Él estaba enojado, decía que no creía que pudiera hacerle daño, pero jamás le había levantado la voz y jamás la había tratado de la forma en que lo hizo en ese momento. Supongo que no confiaba mucho en lo que podía hacer o no ahora. Comenzaba a desconocerlo.

—¿Quieres ver una película? —preguntó de pronto—. La verdad es que tengo un poco de ansiedad debido a que no te conozco. Sabes cómo entrar y salir de mi casa y bueno, estoy demasiado cansada y algo borracha como para intentar echarte si decides convertirte en un estafador.

Reí y negué con la cabeza.

—Me llamo Lee Kim – Paul, tengo 26 años. Soy el artesano y diseñador de Lee Karat —ella abrió mucho los ojos, como si acabara de reconocerme.

—¿La Joyería que está en la Torre Lustrum? —ella se sentó sobre la cama y yo asentí— ¿Solo eres el artesano?

—Bueno, mi apellido es Lee —parpadeó con sorpresa.

—Entonces... —gateó sobre la cama hasta llegar al buró, de dentro sacó una cajita negra de terciopelo y al abrirla reconocí la pieza de inmediato.

Me extendió la pieza y era una argolla en oro blanco italiano de 24k, con diamantes naturales blancos y zafiros incrustados, la había hecho mediante un pedido especial hace dos años. Lo recordaba porque el pedido había sido muy claro: dos argollas iguales, diferente nombre grabado y diferente dirección de envío. Hicimos apuestas mis asistentes y yo para ver si el cliente tenía doble pareja. Jamás me imaginé en qué manos terminarían. Supongo que hoy lo sabía. Esta decía Demian —leí—. La otra decía Leslie. Estaba seguro de ello.